VIDEO | Niños y niñas de Los Nietos reivindican un pediatra, Mar Menor limpio y libertad para Palestina

Islam en Murcia - 27.01.25

Murales hechos por los niños y niñas de Los Nietos sobre Palestina y pidiendo nuevo césped

Les dieron la oportunidad de expresarse y lo hicieron con toda sinceridad. Son un grupo de unos 20 niños y niñas hispanomarroquíes de entre 12 y 14 años residentes en Los Nietos (Cartagena). Ellos han ejecutado un proyecto de investigación liderado por Juan Manuel Zaragoza, profesor de Filosofía de la Universidad de Murcia. Se trataba de reflexionar sobre el estado del Mar Menor y ofrecer una visión de su entorno medioambiental desde el punto de vista de las vivencias de la infancia. Los niños y niñas aprovecharon para reivindicar libertad para palestina con pancartas y escritos:

"En cada sonrisa de un niño se encuentra la fuerza de un pueblo"

"La causa palestina nos ha demostrado al mundo la falta de empatía y bondad, la falta de conciencia y la insignificación del dolor ajeno"

Más reivindicación sobre Palestina por parte de los niños y niñas de Los Nietos

Estos murales forman parte de una exposición que se puede ver en el Centro Cultural Puertas de Castilla de Murcia hasta el 21 de febrero, y que es el resultado final de la investigación. En este video recogimos las explicaciones de investigador principal, Juan Manuel Zaragoza:


Los niños y niñas de Los Nietos aprovechan para pedir todo aquello que detectan necesario en su día a día: un pediatra, césped artificial para jugar al fútbo, limpieza en el Mar Menor...

Reivindican "pediatra" y "salud para el mar"

Reivindican "agua limpia" en el Mar Menor

Juan Manuel Zaragoza nos explica esto sobre el proyecto:

DESARMAR UN TERRITORIO.

Normalmente, la imagen que aparece en nuestra mente cuando pensamos cómo podría ser una investigación en filosofía es la de un tipo (hombre, por supuesto) rodeado de libros, aislado en el silencio de una biblioteca o, casi mejor, de un estudio forrado con estanterías hasta el techo, llenas de libros. Esa es, al fin y al cabo, la tarea del filósofo, pensamos, la de situarse al final de una larga cadena de conocimiento previo y, a partir de ella, intentar añadir a esa tradición su pequeña aportación. Tal vez una crítica, tal vez la resolución de un problema. Tal vez una lectura novedosa de un antiguo texto de uno de los grandes pensadores que todos estudiamos en el bachillerato: Platón, Aristóteles, Kant…

Donde, desde luego, nadie se lo imaginaría sería en la playa, con los pies dentro del agua, y rodeado de niños. ¿Es posible que esto sea filosofía?

Lo que van a ver en esta exposición es un intento de hacer filosofía con los pies en el mar. Es decir: de hacer filosofía de una forma distinta. Una forma que es, en primer lugar, coral. Que se hace en equipo. Y esto es así porque los problemas que enfrentamos son cada vez más complejos y requieren del concurso de un número cada vez mayor de saberes. En este proyecto han participado filósofos, por supuesto, pero también artistas, geógrafos, psicólogos, antropólogos…

todos ellos implicados en buscar una respuesta a un problema que nos parecía importante: ¿cómo se constituye la relación sentimental que mantenemos con un territorio? Aún más, ¿es lo que llamamos “territorio” el resultado de una forma concreta de experiencia, de relación? Y, en tal caso, ¿por qué privilegiamos algunas de estas formas y despreciamos otras? ¿Podemos componer “territorios” en común? Y si así fuera, ¿cuántos?

Decidimos abordar este problema (que es filosófico, pero que la filosofía no puede resolver sola) analizando cómo se establece ese vínculo emocional, algo que, teníamos claro, ocurre en la infancia. Es por eso que decidimos irnos a Los Nietos, un pueblo a la ribera del Mar Menor, para, en colaboración con Fundación Sierra Minera y la Asociación de Vecinos de Los Nietos, trabajar con un grupo de niños y niñas, de origen marroquí. ¿Qué queríamos saber? Muchas cosas: qué lugares frecuentaban; cómo se movían y hasta dónde llegaban; cómo se relacionaban entre ellos y ellas, y dónde; qué vínculos mantenían con el mar, tan presente en su vida cotidiana… ¿Y por qué queríamos saberlo? Porque la mayor parte de las veces no escuchamos las voces de los niños y jóvenes. Los mayores “gritamos” mucho y, en nuestro guirigay, los olvidamos. Nosotros queríamos ponerlos en primer plano. Pero no bastaba con conocer su territorio, queríamos desmontarlo. Queríamos hacerlo crecer para, así, ver si cambiaba también los vínculos que establecían con él. Para ello, decidimos ofrecerles la posibilidad de realizar un curso de vela. Ampliábamos su espacio de experiencia, no sólo porque la escuela de vela (Socaire) estuviera en Santiago de la Ribera, por lo que tuvieron que tomar un autobús para llegar hasta allí y conocer lugares nuevos, sino, sobre todo, porque el Mar Menor se convirtió en parte de los lugares que ellos y ellas podían transitar.

Desde el primer día fueron capaces de arbolar su pequeño barco y, en grupos de tres o cuatro personas, internarse en la laguna bajo la supervisión de los monitores de Socaire. Los resultados tal vez no sean evidentes a simple vista, pero están aquí, en esta exposición. De repente, su “territorio” (ese espacio que eran capaces de alcanzar, habitar y conocer) creció hasta abarcar todo el Mar Menor, que ahora estaba a su alcance. Desde luego, no habían estado en la Perdiguera o en la isla del Barón (pero sí en el Molino de la Calcetera), pero ahora sabían que podían llegar. Podían imaginarse allí.

Y es que imaginar fue una parte fundamental de este proyecto, porque la forma de interesarnos por nuestro problema, de preguntar a los niños y niñas por su mundo, fue a través del arte. El arte, la investigación artística, permitió una expresión libre de las ideas, deseos, experiencias y expectativas de los niños, que compartieron con nosotros lugares a los que, de otra forma, tal vez no habríamos llegado o nos hubiera costado mucho más. Esta es, también, una de las enseñanzas de este proceso.

“Me gustan los tiburones, aunque nunca los he visto” es el resultado de este proceso de investigación, pero sobre todo del trabajo realizado por los niños y niñas de Los Nietos, acompañados por Anaïs Florin, Marisol González-Reforma y Adrián Salmerón, sin los que nada de esto hubiera podido ser.

Al fondo de nuestro proyecto se encuentra el mar. No como mero decorado, sino como lugar privilegiado desde el que desarmar nuestras ideas preconcebidas sobre qué es un “territorio”. Si dejamos que el mar entre en nuestras vidas, no sólo tendremos la oportunidad de expandir nuestro mundo, sino que podremos intentar relacionarnos con nuestro entorno de una forma radicalmente distinta, más respetuosa y enriquecedora. Invitamos a los espectadores y a las espectadoras a participar de este intento.

Comisariada por: Anaïs Florin, María Soledad González -Reforma y Juan Manuel Zaragoza.

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