El mundo falló a los niños afectados por conflictos en 2018

Islam en Murcia - 06.01.19
Fuente: UNICEF


Niño es tratado por Unicef en Yemen © UNICEF/UN0263087/Abdulhaleem
NUEVA YORK, 28.12.18.- El futuro de millones de niños que viven en países afectados por conflictos armados está en riesgo. Las partes beligerantes siguen cometiendo graves violaciones contra los niños, y los líderes mundiales no están logrando que los responsables rindan cuentas. “Los niños que viven en zonas en conflicto en el mundo han continuado sufriendo niveles de violencia extremos durante los últimos 12 meses, y el mundo ha seguido fallándoles”, asegura Manuel Fontaine, director de los Programas de Emergencia de UNICEF. “Durante demasiado tiempo, las partes en conflicto han cometido atrocidades con casi total impunidad, y la situación solo está empeorando. Se puede y se debe hacer mucho más para proteger y atender a los niños”.

Los niños que viven en países en guerra han sido objetivo directo de ataques, han sido utilizados como escudos humanos, han sido asesinados, mutilados o reclutados para combatir. Las violaciones, el matrimonio forzoso y el secuestro se han convertido en tácticas habituales en conflictos de Siria a Yemen, pasando por República Democrática del Congo, Nigeria, Sudán del Sur o Myanmar.

Durante 2018, esta ha sido la situación en países en conflicto:

Afganistán: la violencia y las matanzas siguen ocurriendo a diario. En los nueve primeros meses de 2018 fueron asesinados o mutilados unos 5.000 niños, igualando la cifra de todo 2017. Los niños constituyen el 89% de las víctimas civiles a causa de artefactos de guerra sin detonar.

Camerún: el conflicto se ha intensificado en las regiones del noroeste y suroeste, donde las escuelas, los estudiantes y los profesores sufren ataques a menudo. En noviembre, más de 80 personas, muchas de ellas niños, fueron secuestradas en una escuela en Nkwen, en el noroeste, y liberadas días después. Hasta ahora, 93 aldeas han sido presuntamente quemadas parcial o totalmente debido al conflicto en esas zonas, donde muchos niños experimentan niveles de violencia extrema.

República Centroafricana: un dramático resurgimiento de los combates ha afectado a gran parte del país, donde dos de cada tres niños necesitan ayuda humanitaria.

República Democrática del Congo: la violencia inter-étnica y los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los grupos armados en la región del Gran Kasai y en las provincias del este de Tanganyika, Kivu Sur, Kivu Norte e Ituri han tenido un impacto devastador sobre los niños. La respuesta al actual brote de Ébola se ha visto seriamente obstaculizada por la violencia e inestabilidad en el este del país. Además, se estima que 4,2 millones de niños están en riesgo de sufrir desnutrición aguda grave. La situación se agrava por las violaciones a los derechos de los niños, que incluyen reclutamiento forzoso por parte de grupos armados y abuso sexual.

Irak: aunque los combates han disminuido en gran medida, cuatro niños fueron asesinados en noviembre en el norte del país cuando el camión en el que iban a la escuela fue atacado. Los niños y familias que están volviendo a sus hogares en zonas previamente afectadas por la violencia siguen expuestos al peligro de artefactos sin detonar. Miles de familias continúan desplazadas y se enfrentan a la amenaza adicional de temperaturas bajo cero e inundaciones repentinas.

Cuenca del Lago Chad: el actual conflicto, el desplazamiento y los ataques a profesores, escuelas y otras instalaciones educativas han puesto en riesgo la educación de 3,5 millones de niños. Al menos 1.041 escuelas están cerradas o no están operativas en la región del Lago Chad, en el norte de Camerún y en Diffa, región de Níger, debido a la violencia, los disturbios o el miedo a sufrir ataques. Esto afecta a cerca de 445.000 niños.

Malí, Burkina Faso y Níger: un reciente estallido de violencia en la frontera entre estos tres países ha causado el cierre de 1.478 escuelas.

Myanmar: la ONU sigue recibiendo informaciones de violaciones de los derechos de los rohingya que permanecen en el norte del estado de Rakhine, donde presuntamente se están cometiendo asesinatos, desapariciones y arrestos arbitrarios. También hay una restricción generalizada al derecho a la libertad de movimientos y barreras al acceso a la salud y la educación, también en la parte central del estado. Si se garantiza que los niños puedan acceder a una educación de calidad y otros servicios esenciales, se podrá evitar una “generación perdida” de niños rohingya. Si no, carecerán de las habilidades necesarias para poder contribuir a la sociedad.

Noreste de Nigeria: grupos armados, incluidas facciones de Boko Haram, siguen teniendo como objetivo a las niñas. Estas son violadas, obligadas a convertirse en esposas de los combatientes o utilizadas como “bombas humanas”. En febrero, el grupo secuestró a 110 niñas y un niño de una escuela técnica de Dapchi, en el estado de Yobe. La mayoría fueron liberadas, pero cinco niñas murieron y una sigue cautiva como esclava.

Palestina: más de 50 niños han sido asesinados y cientos más han resultado heridos este año, muchos de ellos mientras se manifestaban contras las deterioradas condiciones de vida en Gaza. Los niños en Palestina e Israel han sido expuestos al miedo, el trauma y las heridas.

Sudán del Sur: el incesante conflicto y la inseguridad durante el periodo de escasez anual llevaron a 6,1 millones de personas al hambre extrema. Incluso tras la temporada de lluvias, más del 43% de la población sigue en situación de inseguridad alimentaria. Mientras la promesa de un nuevo acuerdo de paz ofrece un atisbo de esperanza para los niños, los informes de violencia extrema contra mujeres y niños continúan. El más reciente en Bentiu, donde más de 150 mujeres y niñas sufrieron terribles abusos sexuales.

Somalia: más de 1.800 niños fueron reclutados por partes en conflicto durante los primeros nueve meses del año; en el mismo periodo 1.278 niños fueron secuestrados.

Siria: entre enero y septiembre, la ONU verificó el asesinato de 870 niños, la cifra más alta en los primeros nueve meses de cualquier año desde el comienzo del conflicto en 2011. Durante el resto del año han continuado los ataques, como el que en noviembre mató a 30 niños en el pueblo de Al Shafa, en el este.

Este de Ucrania: más de cuatro años de conflicto se han cobrado un precio devastador en el sistema educativo, destruyendo y dañando cientos de escuelas y forzando a 700.000 niños a aprender en entornos frágiles, en medio de combates inestables y de los peligros de los artefactos de guerra sin detonar. La situación es especialmente grave para los 400.000 niños que viven en la “línea de contacto”; esta zona, de 20 kilómetros, divide las zonas controladas por el gobierno de las que no lo están, y en ella los bombardeos y los niveles extremos de contaminación de minas son una amenaza letal.

Yemen: la ONU ha verificado la muerte o mutilación de 1.427 niños en ataques, como uno ‘intolerable’ contra un autobús escolar en Saada. Las escuelas y los hospitales han sufrido ataques frecuentes o han sido utilizados con fines militares, negando a los niños el acceso a su derecho a la educación y atención sanitaria. Esto está empeorando aún más la crisis en un país en el que cada diez minutos un niño muere por causas prevenibles, y donde 400.000 sufren desnutrición aguda grave.

“El año 2019 está marcado por el 30 aniversario de la emblemática Convención sobre los Derechos del Niño, y por el 70º de las Convenciones de Ginebra. Y, sin embargo, hoy se ven envueltos en conflictos nacionales e internacionales más países que en ningún otro momento de las últimas tres décadas. Los niños que viven en países en conflicto son de los que menos probabilidades tienen de que sus derechos se cumplan. Los ataques contra niños deben parar”, afirma Fontaine.

UNICEF hace un llamamiento a todas las partes en conflicto para que cumplan el Derecho Internacional Humanitario y detengan inmediatamente las violaciones contra los niños, así como que las infraestructuras civiles como escuelas, hospitales y sistemas de agua, dejen de ser un objetivo. UNICEF también insta a los estados con influencia sobre las partes en conflicto a usar dicha influencia para garantizar la protección a los niños.

“Se necesita hacer mucho más para evitar las guerras y para detener los numerosos y desastrosos conflictos armados que están devastando las vidas de los niños. Incluso aunque las guerras continúen, nunca debemos aceptar ataques contra los niños. Debemos exigir a las partes combatientes que cumplan su obligación de proteger a los niños. Si no, son los niños, sus familias y sus comunidades quienes continuarán sufriendo las devastadoras consecuencias ahora y en los próximos años”, asegura Fontaine.

En todos estos países, UNICEF trabaja con sus aliados para proporcionar a los niños más vulnerables salud, nutrición, educación y servicios de protección infantil. Por ejemplo, en octubre UNICEF contribuyó a la liberación de 833 niños reclutados por fuerzas armadas en el noreste de Nigeria, y ahora trabaja para lograr su reinserción en sus comunidades. Desde el estallido del conflicto hace cinco años, UNICEF ha reunido con sus familias a casi 6.000 niños separados y no acompañados en Sudán del Sur. En Bangladesh, en 2018, UNICEF ha llegado a miles de niños rohingya refugiados con apoyo psicosocial y de salud mental. En Irak, UNICEF está trabajando con sus aliados para ofrecer servicios especializados a los niños y mujeres víctimas de violencia de género.

Comentarios