Subrayan la mala experiencia de la mezcla entre poder político y religioso y la actual realidad social y cultural que apuesta por la separación
Fuente: diariodemallorca.es, 12.01.11
VIRGINIA EZA. PALMA. La mala experiencia que ha tenido España en lo que se refiere a la vinculación entre religión y poder político, junto con un proceso histórico que nos ha conducido a un estadio de "posmodernidad", con una "realidad cultural y social" que rechaza la idea de la identificación entre poder político y poder religioso, fueron dos de los argumentos que esgrimieron ayer Román Piña, catedrático de Historia del Derecho y Emérito de la UIB, y Óscar Celador, catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad Carlos III de Madrid, para poner de relieve las dificultades para que triunfara en la actualidad un partido político religioso.
Piña y Celador intervinieron en el debate que se celebró en el Club DIARIO DE MALLORCA, moderado por Camilo José Cela Conde, sobre los partidos políticos religiosos junto a Mostafa Bakkach, presidente del Partido Renacimiento y Unión de España (PRUNE), que definió como una formación política de "inspiración islámica" aunque no "un partido islámico".
Bakkach resaltó que su partido aspira a representar a 1.300.000 musulmanes que, según dijo, residen en España y que se encuentran "discriminados", con el fin de defender sus derechos desde el ámbito político y con respeto a la Constitución. Agregó que también desea representar a cualquier otra "minoría". Como ejemplo, puso las dificultades de los musulmanes para tener sus cementerios, a la vez que dejó claro su rechazo a los países árabes que no permiten practicar otras religiones que no sea la musulmana. "Esos países son dictaduras, pero los miembros del Prune somos españoles", resaltó Bakkach. Defendió la necesidad de acercar el mundo occidental y el musulmán y apostar por la convivencia. "España debe abrir el debate y permitir a las minorías, a los inmigrantes, participar en la política y también es preciso suavizar la mentalidad de los españoles", defendió el líder del Prune.
Piña desgranó la lucha que han mantenido históricamente el poder político y el poder religioso. "Jesús de Nazaret marginó el mesianismo y los partidos que abarcaban religión y política y se negó a ser un líder político", recordó, tras mostrar su dudas respecto al futuro de un partido como el Prune. "Me da la impresión de que millones de musulmanes han llegado a Europa y España sin haber pasado por la Edad Moderna europea, la Ilustración y el desarrollo de los Derechos Universales hasta llegar a la modernidad", resaltó. Añadió que, mientras que Jesús "renunció a consolidar su mensaje como un líder político" y en el "mundo cristiano" se ha llegado a la división entre poder religioso y político, Mahoma "hizo lo contrario, ya que apostó por "consolidar una comunidad de creyentes que creara un Estado cuyo derecho, por lo tanto, es la religión".
Celador recordó que el mundo occidental ha alcanzado unos "derechos y libertades irrenunciables" e incidió en las dificultades que pude tener un creyente para "disociar su conciencia de la Ley civil". Añadió que los grupos religiosos "tienen un problema para respetar las reglas que marca la Ley de los partidos" en su organización democrática, a la vez que opinó que si la Iglesia Católica se convirtiera en un partido, "se encontraría con que la gente quizá no le votara y perdería su fuerza moral para decir a la sociedad lo que debe hacer".
En la imagen, de izquierda a derecha, Román Piña, Oscar Celador, Mostafa Bakkach y Cela Conde
Fuente: diariodemallorca.es, 12.01.11
VIRGINIA EZA. PALMA. La mala experiencia que ha tenido España en lo que se refiere a la vinculación entre religión y poder político, junto con un proceso histórico que nos ha conducido a un estadio de "posmodernidad", con una "realidad cultural y social" que rechaza la idea de la identificación entre poder político y poder religioso, fueron dos de los argumentos que esgrimieron ayer Román Piña, catedrático de Historia del Derecho y Emérito de la UIB, y Óscar Celador, catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad Carlos III de Madrid, para poner de relieve las dificultades para que triunfara en la actualidad un partido político religioso.
Piña y Celador intervinieron en el debate que se celebró en el Club DIARIO DE MALLORCA, moderado por Camilo José Cela Conde, sobre los partidos políticos religiosos junto a Mostafa Bakkach, presidente del Partido Renacimiento y Unión de España (PRUNE), que definió como una formación política de "inspiración islámica" aunque no "un partido islámico".
Bakkach resaltó que su partido aspira a representar a 1.300.000 musulmanes que, según dijo, residen en España y que se encuentran "discriminados", con el fin de defender sus derechos desde el ámbito político y con respeto a la Constitución. Agregó que también desea representar a cualquier otra "minoría". Como ejemplo, puso las dificultades de los musulmanes para tener sus cementerios, a la vez que dejó claro su rechazo a los países árabes que no permiten practicar otras religiones que no sea la musulmana. "Esos países son dictaduras, pero los miembros del Prune somos españoles", resaltó Bakkach. Defendió la necesidad de acercar el mundo occidental y el musulmán y apostar por la convivencia. "España debe abrir el debate y permitir a las minorías, a los inmigrantes, participar en la política y también es preciso suavizar la mentalidad de los españoles", defendió el líder del Prune.
Piña desgranó la lucha que han mantenido históricamente el poder político y el poder religioso. "Jesús de Nazaret marginó el mesianismo y los partidos que abarcaban religión y política y se negó a ser un líder político", recordó, tras mostrar su dudas respecto al futuro de un partido como el Prune. "Me da la impresión de que millones de musulmanes han llegado a Europa y España sin haber pasado por la Edad Moderna europea, la Ilustración y el desarrollo de los Derechos Universales hasta llegar a la modernidad", resaltó. Añadió que, mientras que Jesús "renunció a consolidar su mensaje como un líder político" y en el "mundo cristiano" se ha llegado a la división entre poder religioso y político, Mahoma "hizo lo contrario, ya que apostó por "consolidar una comunidad de creyentes que creara un Estado cuyo derecho, por lo tanto, es la religión".
Celador recordó que el mundo occidental ha alcanzado unos "derechos y libertades irrenunciables" e incidió en las dificultades que pude tener un creyente para "disociar su conciencia de la Ley civil". Añadió que los grupos religiosos "tienen un problema para respetar las reglas que marca la Ley de los partidos" en su organización democrática, a la vez que opinó que si la Iglesia Católica se convirtiera en un partido, "se encontraría con que la gente quizá no le votara y perdería su fuerza moral para decir a la sociedad lo que debe hacer".
En la imagen, de izquierda a derecha, Román Piña, Oscar Celador, Mostafa Bakkach y Cela Conde
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