ATIM culpa a España, Marruecos y la UE de las "muertes injustificables en la valla de Melilla"

Islam en Murcia - 27.06.22 

COMUNICADO DE PRENSA DE ASOCIACIÓN DE TRABAJADORES INMIGRANTES MARROQUÍES (ATIM)

“NO ME REPRESENTAS”

Frente a las muertes injustificables de 37 inmigrantes en la valla de Melilla  Desde ATIM, no vamos a empezar este comunicado lamentándonos por lo sucedido en Melilla este viernes 24 de junio y no lo vamos a hacer porque era tan previsible como evitable. Tampoco ofreceremos nuestras condolencias a las familias de los inmigrantes fallecidos que, como héroes, murieron defendiendo su derecho a una vida digna ‘baleados’ por la hipocresía europea que pervierte y tergiversa sus propias leyes y que no tiene el menor pudor en evidenciar su racismo discriminando a los seres humanos por el color de su piel y sus creencias.

Nos gustaría dedicar este comunicado de rechazo e indignación dirigiéndonos en primer lugar a usted, Sr. Sánchez, para hablar de violencia ya que es usted quién ha utilizado ese término responsabilizando a los inmigrantes del fanatismo aplicado por las fuerzas de seguridad marroquíes para reprimir el intento de salto de la valla de Melilla en la que han muerto 37 de ellos.

Y es que, Sres. Sánchez, Akhannouch y sra. Von der Leyen hay cosas elementales, muy elementales, que ustedes deberían saber. La primera de todas es que la violencia suele ser la consecuencia natural de la desesperación. Y la desesperación se alimenta del maltrato, la desesperanza y la injusticia. En este caso alimentó la desesperación de los migrantes subsaharianos el estar sometidos durante semanas al asedio por parte de la policía marroquí, soportando la incautación de sus escasas pertenencias, incluida el agua potable, incendios de sus enseres, detenciones aleatorias, redadas injustificadas y desplazamientos forzados que se unen a la planificada labor de castigo a la que vienen siendo sometidos de forma habitual. Desde hace más de año y medio, los emigrantes de Nador no tienen acceso a medicamentos ni a atención sanitaria. ¿Acaso eso no es violencia? Sí, es violencia institucionalizada, instigación permanente, maltrato continuado. Es violación sistemática y permanente de los Derechos Humanos.

¿O es que no es violencia las vallas de seis metros que separan la esperanza de una vida nueva del destierro sistemático de posibilidades? ¿O acaso no genera desesperación el percibir cómo, después de cruzar medio continente africano, huyendo, por ejemplo, de la guerra de Sudán, el Estado español regatea la justicia para impedirles acceder de forma legal y segura a la oficina habilitada en Melilla para pedir asilo?

No sr. Sánchez, no. Los culpables no son las mafias que trafican con personas, por despreciable y deleznable que sea su labor. Los culpables de estas muertes son los políticos que trafican con los derechos humanos, que venden sus obligaciones a cambio de un plato de represión y control de los migrantes procedentes del continente africano. Es la impostura de quienes aceptan de buen grado la llegada de inmigrantes del norte de Europa y mancillan día tras día los derechos de los que proceden del sur. Ustedes señores y señora presidenta son responsables de los trágicos sucesos del día de San Juan en Melilla que, como en el libro de García Márquez, fueron crónica de muertes anunciadas y previstas desde hace mucho tiempo.

Las armas confiscadas a los migrantes eran palos, cuchillos artesanales, piedras y una radial para cortar los barrotes. Pero sus guías últimas, quienes proyectaban su impulso, eran la ira y la desesperación. Gas lacrimógeno, pelotas de goma y porras las de las fuerzas de seguridad profesionales de la represión, dispuestas a todo.

"Era la muerte o pasar a España" y, como dijera Allende: “Merece la pena morir por aquello sin lo cual no merece la pena vivir”. Y ellos habían perdido el miedo porque no tenían comida, no tenía agua y, sobre todo, no tenían más confianza en la justicia que la que procede de una acción decidida y tumultuosa. 

Su dignidad ha puesto en entredicho la nuestra: la de los policías marroquíes que los tenían maniatados y amontonados en el puesto fronterizo sin que les ofrecieran ni agua, "agonizado durante horas bajo la cruel mirada de aquellos que debían socorrerles y no lo hicieron” -como denuncia Elena Maleno-. La de los políticos que "felicitaron a los autores de esta salvajada", que externalizan el control de las fronteras para poner, en manos de sicarios que no respetan los derechos humanos, la responsabilidad de controlarlas.

Ese conocimiento previo le convierte a usted sr. Sánchez, y el arco parlamentario español casi al completo, en responsable de lo sucedido. Evidentemente, esa responsabilidad no exculpa al gobierno de Marruecos del uso indiscriminado y cruel de la fuerza, de tener a los inmigrantes amontonados literalmente en el suelo, maniatados como si de un montón de reses se tratara.

Por el contrario, lo culpabiliza de ese trato vejatorio, denigrante y deshumanizado. La policía está para defender a la población y con más empeño si cabe a los más débiles. Usted sr. Akhannouch tiene la obligación de formar profesionales y no esbirros del poder dispuestos a convertirse en asesinos con un chasquido de dedos. Esta otra parte de responsabilidad es suya, sólo suya.

La de la sr. Von der Leyen está en garantizar que en todas las fronteras de la Unión Europea se respetan los derechos humanos, en no jalear el escarnio y en diseñar una política que haga innecesaria la represión colectiva como único medio de garantizar el tránsito de los inmigrantes. No nos cansaremos de reclamar vías legales y seguras para las personas que buscan migrar desde sus países y llegar a Europa. Mientras no las haya, miles de personas perderán la vida cada año tratando de alcanzar primero y cruzar después las fronteras europeas.

El uso indiscriminado de la violencia y la represión sistemática de las migraciones no resuelve el problema, lo cronifica. Derivar a los migrantes y la responsabilidad de su control a países como Marruecos o Turquía, sometiéndolos a un encarcelamiento encubierto, robándoles su dignidad y su esperanza, los convierte en indeseables a los ojos de la sociedad europea en concreto y a la sociedad internacional en general. De las consecuencias que la desesperación genere hoy o mañana, es usted responsable única sra. Von der Leyen. Es usted quien está macerando la violencia como única salida, quien está cocinando a fuego lento el deseo de venganza y quien, en definitiva, está sirviendo en bandeja las soluciones ‘finales’ que se derivarán de ella y que van a ser acogidas con entusiasmo por el fascismo cuando la solución pacífica sea imposible. La paz se construye tomando la justicia como instrumento y no criminalizando la esperanza.

26 de junio de 2022 equivalente a 27 de Dhul Qadah de 1443 Hijria

Junta directiva ATIM



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