Entrevista a Abdelsalam Yasin Líder del movimiento integrista Justicia y Caridad "Somos la mayor fuerza política marroquí"
Fuente: El Pais
El jeque religioso se muestra convencido de que la entrega de sus seguidores a los desheredados de Marruecos y su labor espiritual han disparado la popularidad de su organización islamista hasta el punto de que, si se presenta a las elecciones legislativas de 2002, las ganará.
El jeque religioso se muestra convencido de que la entrega de sus seguidores a los desheredados de Marruecos y su labor espiritual han disparado la popularidad de su organización islamista hasta el punto de que, si se presenta a las elecciones legislativas de 2002, las ganará.
Hace dos meses que recuperó la libertad y sus palabras suenan como una amenaza para los poderes establecidos marroquíes. El jeque islamista Abdesalam Yasin, de 72 años, líder del movimiento Justicia y Caridad, asegura que su organización, ilegal pero tolerada, es "la principal fuerza política de Marruecos". "En el supuesto de que acudiésemos a las elecciones, habría muchas posibilidades de que lográsemos la mayoría".En la primera fila están sentadas las hermanas, con su pañuelo islámico en torno a la cabeza, y más lejos, los hermanos, no todos con barba y algunos incluso con corbata. Se han agrupado en el pequeño salón de actos de la sede de la organización en Salé, frente a Rabat, para seguir en directo la primera entrevista que su líder espiritual concede tras el levantamiento de su detención domiciliaria.
Tras diez años de reclusión en su casa y otros cinco transcurridos entre la cárcel y un manicomio de Marraquech, Yasin posee ahora plena libertad de movimientos, pero éstos son estrechamente vigilados. En los alrededores de su domicilio, numerosos policías de paisano, sentados en la acera o en coches aparcados, observan las idas y venidas en torno al edificio.
Yasin mueve sin cesar sus ojos chispeantes, sonríe y habla en un exquisito francés, en el que ha escrito algunos de sus libros para, explicó, "facilitar la comprensión de nuestro pensamiento por los occidentales". Reconoce que en el año transcurrido desde la muerte de Hassan II ha sucedido "algo positivo" y es que ahora puede recibir a periodistas españoles.
Hostigamiento
"Todo el mundo reclamaba el levantamiento de mi detención y, al decidirlo , optaron por salir del callejón en el que se habían metido", asegura el jeque. El arresto domiciliario ha sido sustituido, según él, por el hostigamiento policial. "Durante mi reciente gira por el país hemos sido escoltados hasta por diez coches policiales con 42 agentes", se queja. "Estuvieron a punto de provocar dos accidentes".Desde que subió al trono el rey, prosigue Yasin, "se desplaza de una ciudad a otra, mostrando su compasión por los débiles, los minusválidos, los pobres y coloca así al Gobierno en una situación embarazosa". "Después se conceden algunos créditos para las víctimas de la sequía", que este año causa de nuevo estragos. "Pero todo esto es insuficiente, apenas se hacen cosas sobre el terreno".
Al margen de sus viajes, Mohamed VI ha reactivado la Fundación Hassan II, que desarrolla una labor social intensa. Para Yasin, "la fundación es un analgésico". "La pobreza es una plaga que asola a Marruecos", asegura, "y colocar vendas sobre ella puede ser un alivio, pero no es la mejor forma de combatir la enfermedad".
¿Qué hay que hacer para luchar contra la enfermedad? "Cambiar drásticamente de orientación", contesta. "Nuestra democracia es una gran mentira". "Se hacen bonitos discursos, pero no se aplica nada de lo que se promete". "Seguimos viviendo bajo el absolutismo más absoluto, seguimos viviendo bajo la férula del majzén", el círculo de cortesanos que rodea al monarca.
"Le daré un ejemplo entre muchos", prosigue Yasin. "Hace años se anunció que, para facilitar la inversión extranjera, que Marruecos tanto necesita, se iba a realizar la creación de una ventanilla única", en la que el empresario europeo podría obtener todos los permisos. "Pero no hay manera de que se abra porque cada administración quiere seguir recibiendo su gratificación".
Justicia y Caridad es un movimiento político-religioso que, por ahora, no tiene la tentación de convertirse en partido, como lo han hecho otros islamistas, más moderados, reagrupados en el Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD). "En 1991, cuando ya estaba sometido a la detención domiciliaria", revela el jeque, las autoridades "se pusieron en contacto con nosotros ofreciéndonos admitirnos como partido -otorgarnos incluso algún escaño- a cambio de que reconociésemos al rey como comendador de los creyentes". "Nos negamos a ello". "Hoy mantenemos la misma posición". Pero Mohamed VI echó a Driss Basri, el ministro del Interior que manipuló tantas elecciones, y es probable que los próximos comicios se desarrollen con más garantías. Yasin se muestra escéptico: "Queremos ver el día en que las urnas dejen de estar manipuladas y entonces tomaremos decisiones en función de las circunstancias". "No queremos entrar en el juego para que se repita en Marruecos el drama de Argelia".
¿Significa eso que cree que su movimiento obtendría un resultado similar al conseguido en 1991 por el Frente Islámico de Salvación argelino, que iba a conseguir la mayoría cuando el Ejército interrumpió el proceso democrático? "Nuestra organización es la primera fuerza política de Marruecos, no sólo por nuestra popularidad, sino por la motivación de nuestros hermanos y hermanas, que, a diferencia de los militantes de otros partidos, carecen de interés personal", asegura Yasin. "Sólo aspiran a ser agradables con Dios, a ganarse la felicidad eterna". "Es posible que este discurso le resulte extraño porque ustedes, los occidentales, han metido la religión en el baúl de los recuerdos". "Supongamos", prosigue Yasin, "que participemos en las elecciones". "Hay grandes posibilidades de que logremos la mayoría". "No lo decimos nosotros, lo dicen algunos de nuestros adversarios". Si así fuese, "se reproduciría aquí lo sucedido en Argelia porque hemos sido presentados como gentes peligrosas". " Y no queremos que caiga sobre Marruecos una desgracia similar a la de Argelia", concluye, dando a entender que es prudente renunciar a medirse en las urnas.
Sin que nadie le pregunte, el jeque aprovecha para marcar distancias con aquellos que en Argelia "esparcen la muerte". "Esos seudoislamistas son unos salvajes". "Desgraciadamente, han contribuido a ennegrecer nuestra imagen", se lamenta.
¿Hay algo valedero en la democracia occidental para un país como Marruecos? La respuesta de líder es matizada. "Para ustedes es excelente". "Para nosotros es válida para dar a conocer la opción del pueblo, pero no la podemos importar tal cual". "La democracia no puede relegar a la religión en una esquinita". "Debe enmarcarse en la ley islámica, en las enseñanzas del Corán".
Durante el caluroso verano, la principal actividad de los partidarios del jeque consiste en irrumpir en las playas de Marruecos para animar a los veraneantes a orar a su lado. Yasin lo justifica como una réplica a la prohibición, por primera vez, de los campamentos islámicos que su movimiento organizaba en lugares discretos de la costa desde 1986. La reacción "es desembarcar en las playas y lo seguiremos haciendo en agosto". "Continuaremos reclamando nuestros derechos a organizar campamentos, a existir". Los islamistas moderados del PJD les han secundado en su reivindicación.
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