Fuente: La Opinión de Murcia
Cerca de cien mil musulmanes comienzan en la Región el periodo de purificación del Ramadán
Es la una y cuarto de la tarde en la mezquita del Barrio del Carmen.
Ayer fue el primer día, de los 30 que quedan, del período de Ramadán.
La
religión musulmana es muy estricta con sus normas y, por tanto, la
mezquita está separada en dos habitaciones contiguas: la de las mujeres y
la de los hombres.Para poder entrar hay que descalzarse; la habitación
está llena de alfombras donde se sientan o arrodillan a orar.
Las mujeres presencian la misa a través de un televisor, ya que no pueden estar ambos juntos, a ellas se les retransmite lo que sucede en la sala de al lado, a la que una mujer sólo puede acceder en momentos puntuales y con el amira y la túnica puestos -a las mujeres no les importa taparse brazos, piernas y cabello, consideran que no hacerlo es una falta de respeto a lo que su religión marca-.
En la habitación donde se encuentran los hombres es donde el hafiz da la misa, puesto que se sabe el Corán de memoria y puede explicarlo y contarlo perfectamente durante la ceremonia, mientras los demás, sentados, oran a Dios.
El Ramadán es un período en el que el musulmán está en ayunas, pero no solo desde que amanece hasta que anoche, como algunas personas se piensan. Se limpia el cuerpo, sí, pero también se limpian el espíritu, ya que tienen prohibido hablar mal de otras personas, decir tacos y mantener relaciones sexuales, todo ello desde que el niño alcanza la madurez, y esto sucede de diferentes formas.
Las niñas se convierten en mujeres cuando tienen su primer periodo, y los niños cuando les sale barba o les empieza a cambiar la voz.
Los musulmanes acuden todos los viernes del año a la mezquita a rezar, sin faltar un sólo día, es como para los católicos el domingo, y el período de Ramadán es la Semana Santa, aunque el musulmán suele ser más estricto con lo dicta la Torah.
En el islam hay excepciones, por supuesto, las mujeres embarazadas o en lactancia, los enfermos y los ancianos que tomen medicación, no tienen la obligación ni de acurdir a rezar ni de estar en ayunas.
«El Ramadán es voluntario, pero Dios castiga con una enfermedad o alguna desgracia a los que no siguen estas pocas normas estrictamente», comenta una de las mujeres de la sala.
A los musulmanes no les cuesta nada estar en ayunas, lo hacen con gusto, puesto que cualquiera puede estar las pocas horas de luz que tenemos sin comer, y no les afecta ni en su vida laboral ni cotidiana, ya que están acostumbrados, indica Mounir Benjelloun, presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas.
Son las dos y media y va a comenzar la misa, a partir de este momento no se puede hablar nada, ya que la celebración es un momento para orar y reconciliarte con Dios, contigo y con los demás, y, sin lugar a dudas, prestar máxima atención a lo que dice el hafiz.
El Ramadán acaba de empezar oficialmente y son 90.000 musulmanes de toda la Región de Murcia los que ya están en ayunas. Es el momento perfecto para hacer un ayuno de cuerpo y alma.
Las mujeres presencian la misa a través de un televisor, ya que no pueden estar ambos juntos, a ellas se les retransmite lo que sucede en la sala de al lado, a la que una mujer sólo puede acceder en momentos puntuales y con el amira y la túnica puestos -a las mujeres no les importa taparse brazos, piernas y cabello, consideran que no hacerlo es una falta de respeto a lo que su religión marca-.
En la habitación donde se encuentran los hombres es donde el hafiz da la misa, puesto que se sabe el Corán de memoria y puede explicarlo y contarlo perfectamente durante la ceremonia, mientras los demás, sentados, oran a Dios.
El Ramadán es un período en el que el musulmán está en ayunas, pero no solo desde que amanece hasta que anoche, como algunas personas se piensan. Se limpia el cuerpo, sí, pero también se limpian el espíritu, ya que tienen prohibido hablar mal de otras personas, decir tacos y mantener relaciones sexuales, todo ello desde que el niño alcanza la madurez, y esto sucede de diferentes formas.
Las niñas se convierten en mujeres cuando tienen su primer periodo, y los niños cuando les sale barba o les empieza a cambiar la voz.
Los musulmanes acuden todos los viernes del año a la mezquita a rezar, sin faltar un sólo día, es como para los católicos el domingo, y el período de Ramadán es la Semana Santa, aunque el musulmán suele ser más estricto con lo dicta la Torah.
En el islam hay excepciones, por supuesto, las mujeres embarazadas o en lactancia, los enfermos y los ancianos que tomen medicación, no tienen la obligación ni de acurdir a rezar ni de estar en ayunas.
«El Ramadán es voluntario, pero Dios castiga con una enfermedad o alguna desgracia a los que no siguen estas pocas normas estrictamente», comenta una de las mujeres de la sala.
A los musulmanes no les cuesta nada estar en ayunas, lo hacen con gusto, puesto que cualquiera puede estar las pocas horas de luz que tenemos sin comer, y no les afecta ni en su vida laboral ni cotidiana, ya que están acostumbrados, indica Mounir Benjelloun, presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas.
Son las dos y media y va a comenzar la misa, a partir de este momento no se puede hablar nada, ya que la celebración es un momento para orar y reconciliarte con Dios, contigo y con los demás, y, sin lugar a dudas, prestar máxima atención a lo que dice el hafiz.
El Ramadán acaba de empezar oficialmente y son 90.000 musulmanes de toda la Región de Murcia los que ya están en ayunas. Es el momento perfecto para hacer un ayuno de cuerpo y alma.
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