Fuente: La Verdad
Abstenerse de la comida, bebida, sexo y cualquier
conducta inmoral desde la salida hasta la puesta del sol, para dedicar
ese tiempo a la oración y meditación, es la base principal de la
celebración musulmana llamada Ramadán, que comenzó ayer y finalizará el
19 de agosto. Puede parecer un díficil sacrificio, pero para Habj
Abdelkrim y su familia es la época más importante y dichosa del año. «Es
muy gratificante comprobar cómo la fuerza de Dios te ayuda a pasar esos
días».
Habj Abdelkrim es un musulmán de 53 años que vive en
Murcia desde 2003. Regenta una tienda en el barrio de San Andrés y vive
con sus tres hijos. Juntos, y pese a estar muy lejos de su tierra, no
olvidan sus costumbres, y un año más se dispusieron ayer a iniciar la
celebración en familia del Ramadán.
Durante la primera noche de esta festividad tomaron
unidos el 'iftar', una cena en grupo donde es común encontrar dátiles y
otros frutos secos. Un encuentro familiar que repetirán tras cada día de
ayuno para reponer fuerzas. «Es el momento de la jornada en el que
obtenemos el suministro de azúcar que el cuerpo necesitará para afrontar
la ausencia de alimentos y bebidas, que no nos estarán permitidos a lo
largo de la siguiente jornada», precisa Habj Abdelkrim. En no pocas
ocasiones también se levantarán antes de que salga el sol para tomar un
desayuno 'suhur', previo al comienzo del período de abstinencia.
Los ancianos, viajeros, mujeres embarazadas o enfermos
pueden, dada su mayor fragilidad, romper el ayuno y compensarlo más
tarde mediante la realización de obras de caridad. Los jóvenes empiezan a
ayunar desde la pubertad, aunque algunos escogen hacerlo incluso antes.
Un momento que se convierte en una fiesta muy especial, tal y como
recuerda Abdelkrim. «Nos reunimos toda la familia y se compra un traje
elegante al niño que realiza el Ramadán por primera vez. Supone una gran
emoción»,
Habj Abdelkrim y su familia se disponen a degustar el 'iftar', anoche, en su casa de Murcia |
Aunque este acto de fe sea costoso, Abdelkrim asegura que
también es beneficioso para la salud, ya que permite eliminar toxinas e
impurezas del cuerpo. Su principal aportación, sin embargo, es otra.
«Al renunciar, aunque sea durante un corto tiempo, a los placeres
mundanos, comprendes mejor el valor de los alimentos y las dificultades
de los que carecen de ellos», explica convencido.
Es el momento más esperado del año para él y los suyos,
cuando tienen una mayor convivencia y dan mayor muestra de sus
valores. «Es nuestra autopurificación», se emociona Abdelkrim. Con el
'Eid ul Fitr' finaliza esta celebración. Será el día en el que
disfrutarán de una gran comida, en la que no faltarán el pollo y el
cordero, así como una abundante bebida. Conmemorarán así que sus
creencias siguen vivas.
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