Fuente: http://postalesdesderamala.blogspot.com/
29.10.11
Es el único festival de cine en todo el mundo árabe producido exclusivamente por mujeres, pero esto ya no supone ninguna novedad. Con esta nueva edición, el Festival de Cine de Mujeres Shashat de Palestina cumple siete años de vida; casi una década de existencia durante la cual se ha luchado por promover el debate acerca del papel de la mujer en Oriente Medio. “I am a woman from Palestine” (“Soy una mujer de Palestina”) es un proyecto que nació en el año 2005 de la mano de la Unión Europea y que, rápidamente y sin apenas trabas, encontró su hueco en el espacio cultural palestino gracias a la colaboración de la ONG local Shashat.
Purificación Salgado & Raquel Rivas / Ramala
29.10.11
Es el único festival de cine en todo el mundo árabe producido exclusivamente por mujeres, pero esto ya no supone ninguna novedad. Con esta nueva edición, el Festival de Cine de Mujeres Shashat de Palestina cumple siete años de vida; casi una década de existencia durante la cual se ha luchado por promover el debate acerca del papel de la mujer en Oriente Medio. “I am a woman from Palestine” (“Soy una mujer de Palestina”) es un proyecto que nació en el año 2005 de la mano de la Unión Europea y que, rápidamente y sin apenas trabas, encontró su hueco en el espacio cultural palestino gracias a la colaboración de la ONG local Shashat.
Alia Arasoughly, directora general de Shashat, es la encargada de capitanear este proyecto. Explica que la supervivencia año tras año de este evento significa mucho dentro del desarrollo de Palestina. Para ella la intersección entre cultura y desarrollo constituye un elemento de vital importancia ya que “la cultura conforma la identidad personal y las personas son la fuerza motriz para el desarrollo”. “Este proyecto es un esfuerzo más dentro de nuestra intervención cultural”, añade antes de concluir.
Desde el 24 de septiembre, trece ciudades palestinas en cooperación con ocho universidades y diez organizaciones, acogen las proyecciones de las diferentes piezas realizadas por cuatro directoras palestinas: cuatro jóvenes henchidas de talento y arrojo, que no vacilaron un instante cuando se les propuso participar en este proyecto. Dara Khader es una de las directoras que colabora en el evento. Es originaria de Yenín y, aunque solo tiene 21 años, su visión de la coyuntura palestina denota juicio y sensibilidad. Aunque los estudios que llevó a cabo distan mucho del mundo del cine (se licenció en Ingeniería Civil), siempre sintió inquietud por el séptimo arte y su poder para hacer llegar mensajes a la humanidad: “Empecé a hacer películas cuando estaba en el colegio, y desde mi primer año de universidad quise involucrarme más y comencé a participar en festivales”.
“It’s a tough life” (“Es una vida dura”) es su aportación en forma de cortometraje al festival. Narra la historia de una joven recién graduada que tiene que luchar contra la frustración de verse obligada a subsistir a base de trabajos precarios. Khader explica abiertamente que siempre ha estado interesada en contar cómo funciona la sociedad palestina: “En realidad hay ciertos temas que no me atrevo a tratar por respeto a la gente de aquí y su forma de pensar. Supongo que podrán tratarse algún día, pero ahora no es el momento”, aclara con gesto amargo. Cuando le sugirieron participar en el festival aceptó sin titubeos a pesar de que se encontraba en el último año de carrera y proyectos y exámenes le desbordaban: “Aquí en Palestina no tenemos muchas oportunidades, así que no podía desaprovechar ésta”.
Exponer los problemas a los que las mujeres palestinas se enfrentan, someterlos a discusión y acabar con algunos prejuicios y convencionalismos son algunos de los objetivos principales del festival. Dara comenta que esfuerzos como estos suponen grandes avances dentro del mundo árabe y que hay que dotarlos de la mayor difusión prosible: “La mujer en Palestina sigue aplastada por ciertas tradiciones que no permiten que se crea en su aportación a la sociedad. Claramente hay que poner fin a algunas reglas”.
Laila Abbas es otra de las directoras que quisieron aportar su visión del asunto participando en el festival. Tiene 32 años y aunque es oriunda de Nablús, lleva desde los 12 viviendo en Ramala. Su pieza “5 cups and a cup” (“5 tazas y una taza”) muestra a un grupo de mujeres feministas palestinas que quieren entrevistarse con el presidente Mahmoud Abbas para hacerle llegar algunas propuestas que pretenden cambiar ciertas leyes. En una atmósfera colmada de humo, café y comentarios sarcásticos, Laila expone su crítica a las leyes palestinas de estatus personal.
Abbas, sin embargo, es de la opinión de que se están consiguiendo grandes cambios en la sociedad palestina, muchos de los cuales afectan a la mujer: “Las mujeres aquí han cambiado mucho durante los últimos cien años. Si me comparo a mí misma con mi abuela, que era analfabeta y se casó a los 14 años, puedo decir con total seguridad que hemos avanzado. Yo estoy haciendo mi segundo máster en Londres, tengo 32 años y nadie me está presionando para que me case”.
En cuanto al tema que concierne a las leyes, Laila no tiene la misma sensación de progreso. “Si nos comparamos con otros países, obviamente podemos apreciar que tenemos un largo camino por recorrer, pero por eso yo elijo hablar en mi película sobre leyes: para que la gente sepa cómo funcionan y cómo les afectan en su vida”. Añade que gracias a la proyección de estas películas se están propiciando debates interesantes que cree agitarán conciencias. “Especialmente en las universidades se están originando muchas discusiones acerca de este asunto. Muchas mujeres no saben cómo las leyes afectan a su vida. Yo puedo vivir mi vida ignorando las leyes, pero si tengo que enfrentarme a un problema como el divorcio o la pensión alimenticia me daré cuenta de que las leyes son muy injustas para mí”, explica con gesto indignado.
Laila aclara que ella siente una gran admiración por la mujer palestina, “porque es una mujer fuerte y luchadora”, pero que esto no excluye el hecho de que “las mujeres en nuestro país deberían empezar a moverse sin demora para alcanzar su estatus completo de ser humano y ciudadana”. “No es necesario esperar a que llegue un problema para empezar a quejarnos de las leyes que tenemos”, declara con gran exaltación Laila. “Vamos a informarnos ahora y a actuar ahora”, dice para concluir.
“Acrid and honey” (“Amargura y miel”) de Lana Hijazi y “The fig and the olive” (“El higo y la oliva”) de Georgina Asfour son las otras dos obras que hasta el día 15 de diciembre podrán visionarse en centros culturales de 13 ciudades palestinas: espacios donde todos aquellos que quieran zambullirse en el debate y la reflexión acerca del estatus de la mujer palestina en la actualidad, tendrán la oportunidad de hacerlo gracias a “I am woman from Palestine”, un festival que lleva siete años luchando por los derechos de la mujer, y que promete seguir haciéndolo durante muchos más.
Comentarios
Publicar un comentario