Un integrista en bañador

Fuente: Interviu (5/8/2011)
EL UNICO ESPAÑOL CONDENADO POR PERTENECER A AL QAEDA SALE DE PRISIÓN Y REINICIA SU VIDA EN LA MANGA DEL MAR MENOR
El asturiano Luis José Galán, rebautizado como Yusuf, estuvo en un campamento terrorista en Indonesia en 2001. Fue condenado a nueve años de prisión por pertenencia a Al Qaeda, a cuyo líder y a los talibanes defendió tras los atentados en Estados Unidos. Diez años después, acaba de salir de prisión y pasa el verano con su familia en La Manga del Mar Menor. Asegura que trabaja por la paz, pero en su nuevo blog incluye la última declaración de guerra del nuevo líder de Al Qaeda.
Después de una década a la sombra, el sol inmisericorde del verano murciano debe de parecerle una auténtica bendición a Yusuf Galán. El mismo hombre que hace cerca de medio siglo fue bautizado por sus padres con el cristiano nombre de Luis José Galán y que en 1991 abrazó “el islam como forma de vida”, según sus propias palabras. Este asturiano convertido a la religión musulmana y único español condenado por integración en Al Qaeda dijo adiós el 9 de mayo a las exiguas y enrejadas celdas que habían constituido su hogar desde su detención, en noviembre de 2001, en el marco de la operación Dátil contra el terrorismo islámico y sus redes de apoyo en España. La Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo consideraron probado que pertenecía a una organización terrorista (Al Qaeda), que recaudaba fondos y que incluso había viajado a un campamento terrorista en Indonesia para recibir instrucción militar.
Nueve años y medio después, sin aparentes ganas de reiterar en pasados errores ni de recuperar peligrosas amistades, y con una visión bastante menos radical del mundo de lo que un día debió de tenerla, ha acabado recalando a las orillas de ese extinto paraíso natural que un día fue el Mar Menor y que hoy es un ejemplo más de urbanismo salvaje y turismo de masas. ¿Por qué allí? Pues probablemente porque, hoy por hoy, no tenía ningún otro lugar al que acudir. Al menos, ningún otro lugar medianamente recomendable.
Fuentes de los servicios de información, que siguen con discreción los incipientes pasos en libertad del excolaborador de Al Qaeda, con el fin de convencerse de que ha aprendido la lección, confirman que Yusuf ha acabado haciendo “lo que cualquiera habría hecho en sus circunstancias”. Todavía desorientado y sin una ocupación con la que garantizarse el sustento, se ha puesto en manos de la única familia que le queda: su padre, de avanzada edad y salud delicada, y una hermana dedicada en cuerpo y alma a su cuidado.
Ambos residen en una vivienda alquilada a los mismos pies de la laguna salada y cuya ubicación exacta se mantiene en secreto por motivos de seguridad. Allí llevan una discretísima existencia que aspiran a no ver perturbada por el retorno de Luis José –él sigue prefiriendo que le llamen Yusuf– al seno familiar.

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