Fuente: laopiniondezamora.es 07.08.11
J. M. S. Dicen esforzarse cada día para dar a conocer sus costumbres, su religión y su filosofía, pero admiten que ese trabajo es como navegar río arriba. La comunidad musulmana de Zamora -que forman tres centenares de personas- tiene los mismos problemas que los numerosos inmigrantes de las grandes ciudades. Luchan contra los profundos tópicos que envuelven una religión. Paradojas como el hecho de que la mayoría de los seguidores de Mahoma no son árabes.
«La imagen que tiene la sociedad española es negra», explica el marroquí Annas como voz autorizada de los suyos. A su juicio, buena parte de la responsabilidad descansa en los medios de comunicación, que «son injustos con nosotros». Annas advierte que cuando se habla de Afganistán, la prensa «no da información, sino que traslada directamente una opinión preconcebida».
En sus palabras y en las de muchos musulmanes, la opinión pública «acaba siempre mezclando Islam con radicalismo, machismo o terrorismo y no tenemos nada que ver», se defienden la comunidad islámica. «Cuando nos han dado la oportunidad de defendernos, reconocen que hemos aportado mucho al mundo y que tenemos ideas para corregir la sociedad a través de las enseñanzas del Corán», añade Annas, quien explica que la percepción de los españoles cambia «cuando hablamos con personas de un nivel intelectual alto, que se interesan por nosotros y nos entienden, a hacerlo con el resto, que creen que el Ramadán es una broma».
Frente a los tópicos, la defensa y la confianza en el legado que Mahoma redactó hace 1.400 años, «ideas que no se han tocado desde entonces y que, hoy por hoy, siguen vigentes». De ahí que Annas refleje la convicción de que el profeta ha sido uno de los personajes más influyentes de toda la historia. «Él ha conseguido unir a mil millones de personas», apunta. Si se hubiera guardado para sí las revelaciones de Alá, «nada sabríamos de todo esto», concluye Annas, mientras prepara la siguiente oración de la jornada.
J. M. S. Dicen esforzarse cada día para dar a conocer sus costumbres, su religión y su filosofía, pero admiten que ese trabajo es como navegar río arriba. La comunidad musulmana de Zamora -que forman tres centenares de personas- tiene los mismos problemas que los numerosos inmigrantes de las grandes ciudades. Luchan contra los profundos tópicos que envuelven una religión. Paradojas como el hecho de que la mayoría de los seguidores de Mahoma no son árabes.
«La imagen que tiene la sociedad española es negra», explica el marroquí Annas como voz autorizada de los suyos. A su juicio, buena parte de la responsabilidad descansa en los medios de comunicación, que «son injustos con nosotros». Annas advierte que cuando se habla de Afganistán, la prensa «no da información, sino que traslada directamente una opinión preconcebida».
En sus palabras y en las de muchos musulmanes, la opinión pública «acaba siempre mezclando Islam con radicalismo, machismo o terrorismo y no tenemos nada que ver», se defienden la comunidad islámica. «Cuando nos han dado la oportunidad de defendernos, reconocen que hemos aportado mucho al mundo y que tenemos ideas para corregir la sociedad a través de las enseñanzas del Corán», añade Annas, quien explica que la percepción de los españoles cambia «cuando hablamos con personas de un nivel intelectual alto, que se interesan por nosotros y nos entienden, a hacerlo con el resto, que creen que el Ramadán es una broma».
Frente a los tópicos, la defensa y la confianza en el legado que Mahoma redactó hace 1.400 años, «ideas que no se han tocado desde entonces y que, hoy por hoy, siguen vigentes». De ahí que Annas refleje la convicción de que el profeta ha sido uno de los personajes más influyentes de toda la historia. «Él ha conseguido unir a mil millones de personas», apunta. Si se hubiera guardado para sí las revelaciones de Alá, «nada sabríamos de todo esto», concluye Annas, mientras prepara la siguiente oración de la jornada.
Para el occidental, el Islam es una creencia lastrada por muchos arcaísmos. Esta percepción quizá sea injusta, pero no deja de estar justificada si echamos un vistazo a la historia y comparamos el mundo islámico con la evolución vertiginosa de Europa en tecnología, filosofía, arte, etcétera.
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