Durante su repasó de la actualidad, Hirsi valoró la nueva ley francesa que prohíbe el velo integral como un paso simbólico: «El 'burka' es el límite de la libertad de la mujer y Francia, con una cultura y valores diferentes ha lanzado un mensaje: si estáis aquí tenéis que adaptaros».
Reclama la activista que Europa abandone la ambigüedad que ha venido manteniendo hasta ahora frente a las costumbres de los inmigrantes islámicos que han llegado a su suelo. «En las dos últimas generaciones de Occidente se ha desarrollado un cierto relativismo que ha llevado a pensar que los occidentales no debemos meternos en cómo viven y piensan los demás», afirma la escritora, quien opina que «las personas que han llegado gozaban de muchos derechos, pero solamente tenían vagas obligaciones».
Así, según ella, los países europeos no deben conformarse con que el recién llegado aprenda su idioma, sino que debe aceptar igualmente las costumbres y valores morales de su nuevo destino de residencia: «Cuando llegue tendrá libertades que no tenía en su país, pero también tendrá unas obligaciones». Y opina que se debe precisamente a esta inacción la subida de los partidos populistas y de extrema derecha que está viviendo el continente, como el reciente ejemplo de Timo Soini en Finlandia o el de Marine Le Pen en Francia.
Hirsi criticó con especial intensidad la 'sharia' o ley islámica. Para ella, su aplicación se traduce en una violación de los derechos humanos. «Occidente hoy está en declive, tiene crisis económica y otras cosas, pero eso no significa que estén en declive los Derechos Humanos, y estos derechos universales están amenazados por otras culturas. Por ejemplo, en China, existe la libertad económica pero no la política, como la 'sharia', que es contraria a los Derechos Humanos», explica.
La violencia de género es otro de los puntos que preocupan especialmente a Hirsi. Aboga por luchar para abolirla de todos los ámbitos de la vida, pero hasta aquí hace una diferenciación entre la cultura occidental y la islámica. En esta última, «cuando se descubre un maltrato, el entorno e incluso los familiares de la víctima se preguntan qué habrá hecho mal», argumenta.
Luchadora
Ayaan Hirsi Ali nació en 1969 en Mogadiscio, capital de Somalia, en el seno de una familia tribal. Durante su niñez sufrió los rigores del fundamentalismo, incluida la ablación -trauma que aborda en su primer libro, 'Yo acuso'- a la que fue sometida por su abuela a los cinco años de edad aprovechando que su padre, opuesto a ella, se encontraba ausente en el extranjero. A los 23 años logró huir a Holanda aprovechando el viaje a Canadá en el que supuestamente debía conocer al marido -un familiar lejano- con el que se había pactado su boda.
Tras serle concedido asilo político en Holanda, se sumerge en la lucha feminista y contra el islamismo radical, además de iniciar su carrera política, primero en la socialdemocracia -con la que rompió por sus posiciones multiculturalistas- y en el Partido Liberal de derecha, después. Con esta formación ejerció como diputada nacional entre 2003 y 2006.
También colaboró como guionista con el director Theo Van Gogh en el cortometraje 'Sumisión', que aborda el papel de la mujer en el mundo musulmán. Por esta obra Van Gogh fue asesinado por un islamista radical holandés en la vía pública mientras Hirsi ha recibido numerosas amenazas de muerte que la han obligado a convivir con una escolta permanente e iniciar un nuevo exilio en EE UU.
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