Un mes después de aquel 20 de febrero, iniciativa pionera en Marruecos en la que miles de personas salieron a las calles para pedir reformas democráticas, llega una nueva cita con las protestas en el reino alauí. El discurso que el rey Mohamed VI pronunció el pasado 9 de marzo, en el que prometió someter a referéndum diversas reformas de la Constitución actual, que incluyen una "separación de poderes" y la delegación al primer ministro de "la responsabilidad total de Gobierno", no ha hecho cambiar de opinión a los manifestantes.
Este anuncio de reformas ha calado de manera muy positiva en la vida política y en la gran mayoría de la prensa del país, que suele siempre saludar cada movimiento estratégico del monarca. Sin embargo, no lo ha hecho en los jóvenes organizadores de las manifestaciones del 20 de febrero, ni en las asociaciones de derechos humanos, sindicatos, y organizaciones políticas que secundan sus protestas. "Hay muchas observaciones que hacer", asegura Nizar Bennamate, uno de los precursores de las revueltas, empezando por el hecho de que "la comisión de reforma de la Constitución la ha elegido al rey a dedo". En cuanto al contenido, el principal escollo es el hecho de que el soberano haya evitado hablar del artículo 19 de la actual Carta Magna, que le eleva a la posición sagrada de comendador de los creyentes en un país en el que la ley se rige en base a los preceptos del Islam. Esta posición le otorga al monarca "todos los poderes, ya sean divinos, constitucionales o jurídicos", concluye Nizar.
Otras demandas de los jóvenes y de las organizaciones que los apoyan pasan por un acceso digno al sistema sanitario, la lucha contra el paro, el subempleo y la carestía de la vida, además de por el fin de la corrupción y de la participación del rey en holdings empresariales. "Queremos acabar con la corrupción y juzgar a los ladrones, el 'Majzen' (denominación histórica del sistema político marroquí) todavía los protege", reza un nuevo vídeo colgado en Facebook que anima a los marroquíes a participar en las revueltas de este domingo.
Como ocurriera también en las protestas del mes pasado, diferentes organizaciones de derechos humanos, sindicatos y organizaciones políticas secundan la protesta, como la islamista e ilegalizada Justicia y Caridad. "No hay razones para no volver a manifestarse", afirma la dirigente de esta organización, Nadia Yassine; "el discurso no ha respondido a las demandas de los jóvenes del 20 de febrero y por eso pienso que esto va a continuar".
Y también de la misma manera que en anteriores ocasiones, las manifestaciones de este 20 de marzo, tampoco están autorizadas por el gobierno marroquí, quien asegura "no haber recibido la solicitud de permiso", según afirmó Jalid Naciri, ministro de Comunicación y portavoz del Ejecutivo, el pasado jueves en rueda de prensa. Si bien el mes pasado las protestas de Rabat y Casablanca se desarrollaron sin incidentes, no ocurrió lo mismo en otras ciudades, como en Alhucemas, al norte del país, donde se confirmaron cinco muertos, calcinados en el interior de una sucursal bancaria durante las revueltas. "Ya no estamos en febrero, ahora el contexto es diferente", afirmó Naciri, sin desvelar claramente de qué manera actuarán las fuerzas de seguridad. "No se puede luchar por la democracia sin respetar la ley", concluyó el ministro.
El pasado viernes, Amnistía Internacional, solicitó a las autoridades marroquíes que permitan que estas protestas se desarrollen de manera pacífica, además de condenar los acontecimientos del pasado domingo en Casablanca, donde agentes antidisturbios dispersaron de forma violenta una manifestación en la que "numerosas personas resultaron heridas y al menos 120 fueron detenidas".
Mientras, Mohamed VI continúa con su estrategia de anuncios de reformas democráticas en vísperas de las protestas. El pasado viernes anunció la creación de una institución similar a la del Defensor del Pueblo y de un delegado interministerial en asuntos de derechos humanos. Una decisión que no ha movido un ápice las intenciones de los jóvenes del llamado Movimiento del 20 de febrero, que están dispuestos a salir a las calles nuevamente este domingo 20 de abril en decenas de ciudades marroquíes.
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