El integrismo islámico mira a Canarias

Fuente: abc.es

Teléfonos intervenidos, guardias civiles que asisten a mezquitas, vigilancia de trabajadores... los servicios de seguridad prestan especial atención a posibles brotes fundamentalistas en las Islas Los cuerpos de seguridad saben que entre la inmensa mayoría de los musulmanes pacíficos pueden esconderse fanáticos

La falta de libertades, la pobreza extrema y las diferencias sociales en Egipto y Túnez han desencadenado en auténticas revoluciones sociales, que han llamado la atención de la comunidad internacional, que ahora fija su mirada en la deriva de estos acontecimientos. Saber si se trata de un movimiento espontáneo o auspiciado por alguna organización extremista es uno de los objetivos primordiales de los servicios de información e inteligencia de varios países, entre ellos España. La sombra del terrorismo yihadista no deja de sobrevolar Occidente, por lo que cualquier movimiento de Oriente hace estremecer a la otra parte del mundo.

Las dictaduras asentadas en los países que en la actualidad viven en este estado de incertidumbre han combatido el integrismo islámico, por lo que eso les convertía en un aliado de Estados Unidos y por extensión, de todo Occidente. Sin embargo, en esta ocasión vuelve a cumplirse la máxima enunciada por el historiador francés Fernand Braudel, que aseguraba que «el Mediterráneo no conocerá la paz hasta que esté en las mismas manos». De hecho, tanto es así, que esta zona siempre ha estado al borde del conflicto y en plenas confrontaciones, excepto durante la época de dominación romana.

El periodista tinerfeño Antonio Herrero prepara precisamente su tesis doctoral sobre el terrorismo islámico y sus relaciones con Canarias. Por ello ha querido analizar para ABC las posibles consecuencias que este tipo de movimientos puedan tener para Canarias y su entorno. Herrero no establece que las personas que pueden estar detrás de las revueltas sean miembros activos del terrorismo integrista, pero sí advierte que pueden estar vigilando para actuar en base a la deriva que vayan tomando los acontecimientos.

«Todo parece indicar que esto se extenderá hasta Marruecos, donde existe un gran malestar hacia la monarquía alauí», asegura. Asimismo, confirma que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) está analizando la posibilidad de que detrás de algunas revueltas haya un tercer país que puede salir beneficiado. «Sin afirmar que hay involucrados grupos terroristas, sí es cierto que Irán podría estar interesado en crear inestabilidad en otros países cercanos, en su búsqueda de aliados. El mayor instigador del integrismo en el mundo ahora mismo es Irán, que a diferencia de lo que ocurría con Irak, sí que posee armas de destrucción masiva», confirma. «La estructura de Irán está socavada por los integristas, que logran dar una esperanza divina a sus partidarios. Históricamente ha quedado demostrado lo negativo que resulta mezclar política y religión».

Otra de las razones por la que los servicios de inteligencia de los países occidentales prestan especial atención a lo que está ocurriendo en estos países es por la presencia de ciudadanos europeos en estas regiones. De hecho, en Egipto viven 100.000 europeos. Por otra parte, más de 600.000 marroquíes residen en estos momentos en España. Esto prueba sin duda las más que evidentes e inevitables conexiones entre países del norte africano y Europa.

Por otra parte, el periodista ve un riesgo añadido que no ha sido analizado de momento en el contexto de estas protestas populares. Se trata de la posibilidad de que estas revoluciones deriven en Estados fallidos. «En este caso si podríamos decir que existe un grave riesgo para que se establezcan de manera más organizada movimientos de corte fanático en estos países». Además, el norte de África mantiene relaciones estrechas con Europa, tanto que «cuando el Magreb se constipa, Occidente estornuda», mantiene Herrero, haciendo referencia a las indudables conexiones entre estos países.

Fanáticos en Canarias

El pasado mes de diciembre la opinión pública conocía que la Policía Nacional seguía muy de cerca los pasos de medio centenar de musulmanes en las Islas, sospechosos de que pudieran relacionarse con células integristas durmientes. La Brigada de Información de la Policía Nacional vigila los sermones de los imanes en las mezquitas, en especial el de los viernes, el día santo musulmán, sobre todo, en Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria, las que registran mayor presencia marroquí.

Para Antonio Herrero de momento los mensajes que se han seguido en estas mezquitas «no son preocupantes». Tan solo hubo un caso que causaba cierta preocupación, en la mezquita del Puerto de la Cruz, en Tenerife, ya que este imán «era de la misma escuela que uno afincado en Málaga que enseñaba a pegar a las mujeres sin dejar señales», revela Herrero.

Las comunicaciones que tienen lugar en estos lugares de culto para la comunidad musulmana son controladas por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, por si se denotara algún mensaje de carácter reaccionario que desatara las alarmas. Según el periodista, «la policía española ha sido muy inteligente para ganarse a los imanes, el problema está con los que son reacios. Los imanes son los primeros en colaborar con las autoridades. Por lo general, inicialmente reciben la visita de los servicios de inteligencia, por si ven a alguna persona extraña que no es habitual o que solivianta a los demás».

Agentes infiltrados

Respecto de los procedimientos llevados a cabo para controlar las prácticas y discursos que tienen lugar en las mezquitas, Herrero confirma que hay agentes de la Guardia Civil que se encuentran infiltrados en esta comunidad: «Sí, son guardias civiles que son musulmanes. Van a orar como un musulmán más. Esto se está haciendo en toda España. Es importante en las islas orientales, ya que la proporción marroquí es mayor». Además, añade que le consta que «en Canarias hay varios teléfonos intervenidos».

Sin embargo, el periodista es claro a la hora de descartar la existencia de comandos operativos y asegura que de momento no existen como tal. Sin embargo, sí destaca la existencia de un caldo de cultivo que pudiera dar lugar en el futuro a movimientos preocupantes para las autoridades. En especial, destaca el papel de los reclutadores para ganar adeptos para la Yihad, así como un aspecto clave en la lucha contra el terrorismo de corte islamista como es la financiación de las células integristas.

«No hablamos de comandos operativos pero sí de reclutadores, tanto en el adoctrinamiento como en el aspecto económico. Esto preocupa mucho a las autoridades españolas. Es un sistema muy peculiar, no es convencional. Se usa una segunda persona; tú le das el dinero, contacta con otro en el país de origen y le pide que le entregue el dinero al supuesto terrorista. El dinero no sigue los cauces de una transferencia normal que pueda ser controlada por el Banco de España. Y en el plano ideológico, está el asunto de las mezquitas», aclara.

Sobre la forma de proceder, por parte de estos grupos, la idea sería la «de hacer el mayor daño posible, con la mayor difusión y con el menor coste». El atentado del 11-M costó 31.785 euros destinados a la compra de los explosivos, 9.271 euros para el alquiler del vehículo, tarjetas y teléfonos; y por último, 52.295 euros en efectivo para otros gastos. «Los daños ocasionados alcanzaron un millón y medio de euros en trenes, 596.000 euros en daños a las estaciones y 38 millones de euros en indemnizaciones», esto es todo un ejemplo de la búsqueda del mayor daño al menor precio. Según Herrero, en esto «se diferencian de otros grupos terroristas, además de que el terrorista musulmán está dispuesto a inmolarse. Ningún terrorista europeo haría eso».

La forma de atentar más barata y dañina sería con explosivos, por ejemplo, goma-2. El experto destacó que en los últimos tiempos, «Al Qaeda está intentando conseguir armamento biológico y nuclear. Hay constancia. De ahí la preocupación con respecto a Irán».

Trabajadores sospechosos

Sobre los lugares que pueden suponer un objetivo para los integristas, todo apunta a «refinerías, puertos y aeropuertos». En este sentido, el periodista revela que existe un manual de actuación, por parte de los cuerpos de seguridad del Estado, para elaborar un censo de trabajadores musulmanes en estos centros: «Se supone que por afinidad, este tipo de trabajadores es más probable que causen un atentado». Añade que «este censo lo manejan los tres cuerpos que investigan: CNI, Policía Nacional y Guardia Civil. No es público. El trabajador no lo sabe. Si no fuese así, no se tendría cierta tranquilidad».

La labor de vigilancia también pasa por prevenir los movimientos sospechosos que pudieran tener lugar en el África subsahariana. «El CNI tiene bastantes “antenas” en Mauritania y Senegal. Por ello nunca ha habido una capacidad real para atentar», expone Herrero. Además revela algunos temores bien fundados relativos a líneas marítimas relacionadas con las Islas: «En su momento, preocupaba bastante la línea marítima entre Tarfaya y Puerto del Rosario. Sobre todo cuando salía de Marruecos, no pasaba un control excesivo y esto podía hacer pensar que un terrorista se inmolase o hiciera estallar un coche bomba. Al igual que se barajó la posibilidad de atentar, detectado por el CNI y agentes extranjeros, contra los barcos de Gibraltar. Solamente los separa 14 kilómetros, aquí vienen muchos cruceros turísticos que van hacia Agadir. Era un objetivo en mente de los terroristas de Al Qaeda».

Sin embargo, el periodista es optimista respecto a la evolución del terrorismo islámico, ya que a pesar de que existen indicios fundados del interés de Al Qaeda en conseguir armas nucleares y biológicas, su apoyo social y político ha disminuido considerablemente. «Esto surge tras las voces discordantes después de que decapitaran a turistas europeos, por los ataques indiscriminados con bajas musulmanas y por el mero hecho de que de momento no existe un partido político concreto que sustente este movimiento», explica.

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