Reunida la Junta Directiva de la Federación Musulmana de España (FEME) ha aprobado por unanimidad la siguiente declaración:
1) Expresar su apoyo y admiración a la revuelta del pueblo tunecino en contra de la dictadura criminal del dictador tunecino Zin el Abidin Ben Ali, que ha supuesto el fin de uno de los regímenes más tiránicos del contexto árabe. El régimen de Ben Ali se caracterizó por su violación continua de los derechos humanos así como por su abierta enemistad contra el Islam, lo que le llevó a reprimir la actividad religiosa de todo tipo, incluyendo el rezo en las mezquitas y la utilización del hiyab.
2) Condenar el apoyo de muchos países occidentales al difunto régimen de Ben Ali, así como a otros similares que todavía existen en el mundo árabe, en nombre de la “realpolitik” o la lucha contra el islamismo, una corriente política tan legítima como cualquier otra. Cabe señalar, este sentido la actitud de Francia, que hasta el final ofreció al régimen de Ben Ali apoyo en el terreno de la “seguridad”, es decir un respaldo material a sus actividades de represión contra sus propios ciudadanos. Esto pone de manifiesto la hipocresía de estos gobiernos occidentales cuando hablan de “derechos humanos”, hecho éste que la propia prensa francesa se ha encargado de denunciar. En este sentido, la FEME exige respecto a la libre decisión del pueblo tunecino y pide a los gobiernos del mundo, y en primer lugar a los europeos, que no se inmiscuyan en los asuntos internos de este pueblo.
3) De hecho, la Revolución tunecina debería servir para recordar a los países occidentales que todo apoyo a un régimen dictatorial en contra de sus ciudadanos es inútil como se encargan de demostrar los casos de la caída del régimen del Shah en Irán en 1979 o el del régimen de Ben Ali en la actualidad. Esta revolución también es una advertencia a los dictadores del mundo árabe que creen que su cargo y poder están garantizados con el apoyo occidental de que ellos no significan nada en el fondo para los países occidentales a los que sirven y que no les permiten ni siquiera entrar en su territorio una vez que son derrocados.
4) La FEME llama al gobierno español a congelar los bienes de Ben Ali y su familia en España y a apoyar al pueblo tunecino para que consiga sus objetivos legítimos y no nuevos tipos de gobiernos o sistemas clientelares en perjuicio de esos mismos ciudadanos. También anima a los ciudadanos españoles y residentes en España a emprender acciones legales contra el dictador derrocado con el fin de garantizar que éste acabe haciendo frente a la Justicia.
5) Por último, la FEME lamenta el hecho de que Arabia Saudí, el país donde se hallan las dos ciudades santas de Meca y Medina, haya concedido asilo a Ben Ali, un hombre conocido por su abierta y dura persecución contra los musulmanes. En este sentido, la FEME pide al gobierno saudí que retire este asilo y expulse de su territorio al ex dictador tunecino.
1) Expresar su apoyo y admiración a la revuelta del pueblo tunecino en contra de la dictadura criminal del dictador tunecino Zin el Abidin Ben Ali, que ha supuesto el fin de uno de los regímenes más tiránicos del contexto árabe. El régimen de Ben Ali se caracterizó por su violación continua de los derechos humanos así como por su abierta enemistad contra el Islam, lo que le llevó a reprimir la actividad religiosa de todo tipo, incluyendo el rezo en las mezquitas y la utilización del hiyab.
2) Condenar el apoyo de muchos países occidentales al difunto régimen de Ben Ali, así como a otros similares que todavía existen en el mundo árabe, en nombre de la “realpolitik” o la lucha contra el islamismo, una corriente política tan legítima como cualquier otra. Cabe señalar, este sentido la actitud de Francia, que hasta el final ofreció al régimen de Ben Ali apoyo en el terreno de la “seguridad”, es decir un respaldo material a sus actividades de represión contra sus propios ciudadanos. Esto pone de manifiesto la hipocresía de estos gobiernos occidentales cuando hablan de “derechos humanos”, hecho éste que la propia prensa francesa se ha encargado de denunciar. En este sentido, la FEME exige respecto a la libre decisión del pueblo tunecino y pide a los gobiernos del mundo, y en primer lugar a los europeos, que no se inmiscuyan en los asuntos internos de este pueblo.
3) De hecho, la Revolución tunecina debería servir para recordar a los países occidentales que todo apoyo a un régimen dictatorial en contra de sus ciudadanos es inútil como se encargan de demostrar los casos de la caída del régimen del Shah en Irán en 1979 o el del régimen de Ben Ali en la actualidad. Esta revolución también es una advertencia a los dictadores del mundo árabe que creen que su cargo y poder están garantizados con el apoyo occidental de que ellos no significan nada en el fondo para los países occidentales a los que sirven y que no les permiten ni siquiera entrar en su territorio una vez que son derrocados.
4) La FEME llama al gobierno español a congelar los bienes de Ben Ali y su familia en España y a apoyar al pueblo tunecino para que consiga sus objetivos legítimos y no nuevos tipos de gobiernos o sistemas clientelares en perjuicio de esos mismos ciudadanos. También anima a los ciudadanos españoles y residentes en España a emprender acciones legales contra el dictador derrocado con el fin de garantizar que éste acabe haciendo frente a la Justicia.
5) Por último, la FEME lamenta el hecho de que Arabia Saudí, el país donde se hallan las dos ciudades santas de Meca y Medina, haya concedido asilo a Ben Ali, un hombre conocido por su abierta y dura persecución contra los musulmanes. En este sentido, la FEME pide al gobierno saudí que retire este asilo y expulse de su territorio al ex dictador tunecino.
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