Fuente: laverdad.es (18/9/2010)
La discoteca cambia su nombre y transformará el minarete en faro. Las obras costarán más de 100.000 euros
De un plumazo, los dueños de la discoteca han eliminado los matices que ofendían al pueblo islámico y la han convertido en otro símbolo, en este caso local. La sala de fiestas abrió anoche ya con su nuevo nombre -'La Isla', en referencia a la paradisíaca Isla del Fraile, situada justo frente al local- sin la media luna sobre su cúpula y con la remodelación a la vista del minarete, que se convertirá en un faro marítimo. Los socios saben que con el cambio de nombre se pierde parte de su historia, y por eso han buscado entre la simbología local el recambio perfecto. El 'lifting' de la discoteca, que costará unos 100.000 euros, incluye también la nueva página web www.discotecalaisla.es.
Pedro Morata, uno de los cinco socios, recalcó ayer que estas modificaciones responden a la necesidad de enviar un mensaje de «tranquilidad» a sus clientes y de apaciguar la crispación que arrancó el pasado domingo cuando un integrista cercano a Al Qaida 'hackeó' la web. Desde entonces, las amenazas por correo electrónico fueron constantes: Se llamaba a la guerra entre ambos pueblos o avisaban a los propietarios de que acabarían en el «infierno».
Morata confesó que se sintieron «sorprendidos e incrédulos», pero que en ningún momento se sintieron «chantajeados». Las intimidaciones empezaron hace un mes y medio, y fue el ataque informático lo que alertó a los dueños y a la policía, que inmediatamente contactó con ellos. La cercanía prestada por los cuerpos de seguridad que investigan el caso contrasta, según Morata, con la «soledad» que han sentido desde las instituciones: «Ningún político, ni nadie relacionado con el Gobierno de España se ha molestado en preguntarnos, a pesar que por algún momento parecíamos responsables de un conflicto internacional».
En compañía de Mohamed Reda, secretario de la Unión de Comunidades Islámicas de España en Murcia; y de Mounir Benjelloun Andaloussi, vicepresidente de la Federación Islámica , Morata insistió en que el nombre de La Meca «jamás fue utilizado para ofender» y que sólo optaron por mantener el mismo nombre que tanta popularidad logró a finales de los 80.
Los representantes musulmanes mandaron un mensaje conciliador y quisieron matizar que ninguno de los dos organismos que representan exigió estos cambios y que nada hubiera pasado de no ser por las amenazas terroristas. «Algún musulmán puede sentirse ofendido, pero la discoteca llevaba 20 años sin recibir ninguna queja. Aquí solo estamos para aconsejar porque se sentían inseguros, nada más», aseguraron. Andaloussi definió al Islam como «la religión de la paz», mientras que Reda dijo que cualquier ataque terrorista de grupos islámicos «de mentes cerradas» sería también «un ataque hacia nosotros, porque somos ciudadanos españoles». El Gobierno regional, a través de su portavoz, María Pedro Reverte expresó ayer su «tristeza» por la «intolerancia de determinados colectivos» en lo que respecta a la polémica suscitada.
La discoteca cambia su nombre y transformará el minarete en faro. Las obras costarán más de 100.000 euros
De un plumazo, los dueños de la discoteca han eliminado los matices que ofendían al pueblo islámico y la han convertido en otro símbolo, en este caso local. La sala de fiestas abrió anoche ya con su nuevo nombre -'La Isla', en referencia a la paradisíaca Isla del Fraile, situada justo frente al local- sin la media luna sobre su cúpula y con la remodelación a la vista del minarete, que se convertirá en un faro marítimo. Los socios saben que con el cambio de nombre se pierde parte de su historia, y por eso han buscado entre la simbología local el recambio perfecto. El 'lifting' de la discoteca, que costará unos 100.000 euros, incluye también la nueva página web www.discotecalaisla.es.
Pedro Morata, uno de los cinco socios, recalcó ayer que estas modificaciones responden a la necesidad de enviar un mensaje de «tranquilidad» a sus clientes y de apaciguar la crispación que arrancó el pasado domingo cuando un integrista cercano a Al Qaida 'hackeó' la web. Desde entonces, las amenazas por correo electrónico fueron constantes: Se llamaba a la guerra entre ambos pueblos o avisaban a los propietarios de que acabarían en el «infierno».
Morata confesó que se sintieron «sorprendidos e incrédulos», pero que en ningún momento se sintieron «chantajeados». Las intimidaciones empezaron hace un mes y medio, y fue el ataque informático lo que alertó a los dueños y a la policía, que inmediatamente contactó con ellos. La cercanía prestada por los cuerpos de seguridad que investigan el caso contrasta, según Morata, con la «soledad» que han sentido desde las instituciones: «Ningún político, ni nadie relacionado con el Gobierno de España se ha molestado en preguntarnos, a pesar que por algún momento parecíamos responsables de un conflicto internacional».
En compañía de Mohamed Reda, secretario de la Unión de Comunidades Islámicas de España en Murcia; y de Mounir Benjelloun Andaloussi, vicepresidente de la Federación Islámica , Morata insistió en que el nombre de La Meca «jamás fue utilizado para ofender» y que sólo optaron por mantener el mismo nombre que tanta popularidad logró a finales de los 80.
Los representantes musulmanes mandaron un mensaje conciliador y quisieron matizar que ninguno de los dos organismos que representan exigió estos cambios y que nada hubiera pasado de no ser por las amenazas terroristas. «Algún musulmán puede sentirse ofendido, pero la discoteca llevaba 20 años sin recibir ninguna queja. Aquí solo estamos para aconsejar porque se sentían inseguros, nada más», aseguraron. Andaloussi definió al Islam como «la religión de la paz», mientras que Reda dijo que cualquier ataque terrorista de grupos islámicos «de mentes cerradas» sería también «un ataque hacia nosotros, porque somos ciudadanos españoles». El Gobierno regional, a través de su portavoz, María Pedro Reverte expresó ayer su «tristeza» por la «intolerancia de determinados colectivos» en lo que respecta a la polémica suscitada.
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