Fuente: La Verdad (13/6/2010)
- El líder religioso musulmán, a quien el CNI captó como colaborador tras el 11-M, ha sido trasladado a la cárcel de Granada para evitar que pueda ser víctima de agresiones.
- La Guardia Civil y los miembros del servicio de inteligencia montaron un operativo especial para recoger al líder religioso en el ferry que llegaba a Algeciras y trasladarlo hasta Murcia, donde fue formalmente detenido.
Ni su fe religiosa ni los espías del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) le han servido hasta ahora para salir de prisión, ni tampoco para verse libre de la acusación de haber abusado sexualmente de tres niñas. Amín B., de 47 años, quien hasta el pasado enero ejerció como imán de la mezquita de El Algar (Cartagena), continúa en situación de prisión preventiva, a la espera de juicio, aunque hace un tiempo que fue trasladado desde el centro penitenciario de Sangonera la Verde al de Granada. La razón: el temor de los responsables de Instituciones Penitenciarias a que pudiera ser víctima de alguna agresión en Murcia, tanto por los cargos que pesan en su contra (los internos no suelen mostrarse amigables ni comprensivos con los sospechosos de abusar de menores), como por el hecho de haber colaborado durante años con el CNI.
Una circunstancia, esta última, que tampoco le habrá granjeado demasiadas simpatías entre los internos musulmanes más radicales.
Amín B. ha cumplido ya más de cuatro meses entre rejas y es de prever que no va a quedar libre en libertad antes de que se celebre su juicio, que está señalado para el próximo 7 de julio. Considera el juez de Cartagena que instruye las diligencias que existe un elevado riesgo de que el ex imán de El Algar pueda intentar huir, un argumento que no resulta descabellado toda vez que el pasado enero, al trascender que varios padres lo habían denunciado por presuntos abusos sexuales a niñas a las que daba clases de Corán, había escapado a Marruecos.
No fue hasta dos semanas más tarde cuando la Guardia Civil anunció que había conseguido detenerlo en Murcia. Pero las confusas y en algunos casos contradictorias explicaciones que ofreció este cuerpo sobre las circunstancias en que se produjo el arresto, así como sobre la forma y las razones por las que Amín B. habría regresado a la Región, pusieron en alerta a este periódico. El resultado fue que se acabó descubriendo que agentes de los servicios de Información de la Guardia Civil, junto a agentes del CNI, había montado una auténtica operación secreta para localizar en Marruecos al imán de El Algar, convencerlo de que volviera a Murcia y poder detenerlo.
Una circunstancia, esta última, que tampoco le habrá granjeado demasiadas simpatías entre los internos musulmanes más radicales.
Amín B. ha cumplido ya más de cuatro meses entre rejas y es de prever que no va a quedar libre en libertad antes de que se celebre su juicio, que está señalado para el próximo 7 de julio. Considera el juez de Cartagena que instruye las diligencias que existe un elevado riesgo de que el ex imán de El Algar pueda intentar huir, un argumento que no resulta descabellado toda vez que el pasado enero, al trascender que varios padres lo habían denunciado por presuntos abusos sexuales a niñas a las que daba clases de Corán, había escapado a Marruecos.
No fue hasta dos semanas más tarde cuando la Guardia Civil anunció que había conseguido detenerlo en Murcia. Pero las confusas y en algunos casos contradictorias explicaciones que ofreció este cuerpo sobre las circunstancias en que se produjo el arresto, así como sobre la forma y las razones por las que Amín B. habría regresado a la Región, pusieron en alerta a este periódico. El resultado fue que se acabó descubriendo que agentes de los servicios de Información de la Guardia Civil, junto a agentes del CNI, había montado una auténtica operación secreta para localizar en Marruecos al imán de El Algar, convencerlo de que volviera a Murcia y poder detenerlo.
Una operación secreta
El martes 16 de enero por la tarde, agentes de paisano, pertenecientes a los servicios de Información y de la Policía Judicial de la Comandancia de Murcia, se identificaron ante los policías nacionales que vigilaban la frontera de Algeciras; el mismo lugar por el que había conseguido salir de España Amín B el día 3 de enero, a las seis de la madrugada. Los guardias civiles explicaron que se disponían a recoger a un pasajero que llegaba en el ferry de Tánger. Subieron al barco y minutos más tarde regresaron con Amin B., quien atravesó limpiamente la frontera tras mostrar su pasaporte al policía del puesto fronterizo. Todo estaba correcto. Según las fuentes consultadas, la orden de detención contra el imán había sido desactivada horas antes.
Lo más significativo del asunto es que, cuando se inició el viaje de retorno a la Región, realizado en un vehículo sin distintivos oficiales, el imán no estaba formalmente detenido. En teoría, sólo acompañaba de manera voluntaria a los agentes. En realidad, éstos habían evitado leerle sus derechos en Algeciras y así no se habían visto en la necesidad de llevarlo ante el juez de guardia de esa ciudad.
Pero, llamativamente, tampoco los agentes pusieron rumbo hacia el cuartel de Cartagena, lo que habría permitido poner al día siguiente al sospechoso a disposición del juzgado cartagenero que desde el principio tenía abiertas diligencias por los presuntos abusos a las niñas.
Los guardias civiles condujeron sin descanso hasta la Comandancia de Murcia. Y fue ahí, en esas dependencias, donde se produjo la detención formal de Amín B.; o donde, si se atiende a la versión oficial del asunto, donde el sospechoso se entregó oficialmente.
Por la mañana, después de pasar la noche en los calabozos de la 322 Comandancia, el imán fue trasladado ante la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Murcia, Miriam Marín, quien le informó de los cargos que se le imputan: presuntos abusos sexuales a menores, en un número que todavía estaba sin determinar.
El martes 16 de enero por la tarde, agentes de paisano, pertenecientes a los servicios de Información y de la Policía Judicial de la Comandancia de Murcia, se identificaron ante los policías nacionales que vigilaban la frontera de Algeciras; el mismo lugar por el que había conseguido salir de España Amín B el día 3 de enero, a las seis de la madrugada. Los guardias civiles explicaron que se disponían a recoger a un pasajero que llegaba en el ferry de Tánger. Subieron al barco y minutos más tarde regresaron con Amin B., quien atravesó limpiamente la frontera tras mostrar su pasaporte al policía del puesto fronterizo. Todo estaba correcto. Según las fuentes consultadas, la orden de detención contra el imán había sido desactivada horas antes.
Lo más significativo del asunto es que, cuando se inició el viaje de retorno a la Región, realizado en un vehículo sin distintivos oficiales, el imán no estaba formalmente detenido. En teoría, sólo acompañaba de manera voluntaria a los agentes. En realidad, éstos habían evitado leerle sus derechos en Algeciras y así no se habían visto en la necesidad de llevarlo ante el juez de guardia de esa ciudad.
Pero, llamativamente, tampoco los agentes pusieron rumbo hacia el cuartel de Cartagena, lo que habría permitido poner al día siguiente al sospechoso a disposición del juzgado cartagenero que desde el principio tenía abiertas diligencias por los presuntos abusos a las niñas.
Los guardias civiles condujeron sin descanso hasta la Comandancia de Murcia. Y fue ahí, en esas dependencias, donde se produjo la detención formal de Amín B.; o donde, si se atiende a la versión oficial del asunto, donde el sospechoso se entregó oficialmente.
Por la mañana, después de pasar la noche en los calabozos de la 322 Comandancia, el imán fue trasladado ante la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Murcia, Miriam Marín, quien le informó de los cargos que se le imputan: presuntos abusos sexuales a menores, en un número que todavía estaba sin determinar.
Un valioso espía
¿Tantas molestias por un sospechoso de tocamientos a menores de edad, por muy imán de una mezquita que fuera ese hombre? 'La Verdad' acabó descubriendo, y publicando en exclusiva, que Amín B. había sido captado por agentes del CNI después de los atentados del 11-M que dejaron en Madrid 191 muertos y casi 1.600 heridos.
El líder religioso musulmán, que durante 18 años había ejercido su profesión en España sin problema alguno y que durante un tiempo había ejercido como imán en Toledo, había prestado a lo largo de varios años importantes servicios a los espías españoles, principalmente relacionados con la identificación y control de fieles musulmanes que se habrían significado por su interpretación radical de las enseñanzas del Islam y por sus proclamas a favor de la Yihad (guerra santa contra los infieles).
Amín B. habría seguido colaborando con éxito con el CNI, de no haberse excedido supuestamente con unas niñas a las que daba clases y a las que habría sometido a presuntos abusos sexuales. Fue ahí donde los musulmanes perdieron a una persona que se encargaba de orientarlos espiritualmente y donde el CNI empezó a perder a su valioso colaborador.
La resolución de este asunto parece casi inminente. Después de cuatro meses de instrucción, las diligencias judiciales están concluidas, el juicio está señalado para el 7 de julio y el fiscal y la defensa ya han formulado sus respectivos escritos de calificación. Fuentes próximas al proceso han confirmado que el Ministerio Público reclama una condena de seis años de prisión por tres delitos de abusos sexuales. Su abogada defensora, María Dolores Hernández, tiene previsto solicitar su absolución, al considerar que no existe prueba suficiente para condenarlo. En concreto, duda de la veracidad de las declaraciones de las tres supuestas víctimas, que constituyen la base de la acusación.
¿Tantas molestias por un sospechoso de tocamientos a menores de edad, por muy imán de una mezquita que fuera ese hombre? 'La Verdad' acabó descubriendo, y publicando en exclusiva, que Amín B. había sido captado por agentes del CNI después de los atentados del 11-M que dejaron en Madrid 191 muertos y casi 1.600 heridos.
El líder religioso musulmán, que durante 18 años había ejercido su profesión en España sin problema alguno y que durante un tiempo había ejercido como imán en Toledo, había prestado a lo largo de varios años importantes servicios a los espías españoles, principalmente relacionados con la identificación y control de fieles musulmanes que se habrían significado por su interpretación radical de las enseñanzas del Islam y por sus proclamas a favor de la Yihad (guerra santa contra los infieles).
Amín B. habría seguido colaborando con éxito con el CNI, de no haberse excedido supuestamente con unas niñas a las que daba clases y a las que habría sometido a presuntos abusos sexuales. Fue ahí donde los musulmanes perdieron a una persona que se encargaba de orientarlos espiritualmente y donde el CNI empezó a perder a su valioso colaborador.
La resolución de este asunto parece casi inminente. Después de cuatro meses de instrucción, las diligencias judiciales están concluidas, el juicio está señalado para el 7 de julio y el fiscal y la defensa ya han formulado sus respectivos escritos de calificación. Fuentes próximas al proceso han confirmado que el Ministerio Público reclama una condena de seis años de prisión por tres delitos de abusos sexuales. Su abogada defensora, María Dolores Hernández, tiene previsto solicitar su absolución, al considerar que no existe prueba suficiente para condenarlo. En concreto, duda de la veracidad de las declaraciones de las tres supuestas víctimas, que constituyen la base de la acusación.
Las niñas de desdicen
La letrada ha asegurado, a preguntas de este periódico, que en sus últimas declaraciones las niñas han acabado desdiciéndose y asegurando que el relato que habían realizado en un principio sobre los supuestos abusos era falso. «Un forense que las examinó -explica María Dolores Hernández- asegura que el hecho de que hayan rectificado prueba que decían la verdad al principio y que ahora están presionadas. Pero yo me pregunto por qué no es posible, con el mismo argumento, que fuera al principio cuando realmente estaban presionadas».
La abogada ha pedido que se incorpore a las diligencias un informe de una institución especializada en tratar a niños que han sufrido abusos, Proyecto Luz, y no descarta solicitar el aplazamiento de la vista oral hasta que esa nueva prueba esté a disposición de todas las partes del proceso.
La letrada pide que comparezcan todos los agentes que lo trasladaron a la Región
La abogada María Dolores Hernández asegura que en las diligencias judiciales abiertas contra Amín B. no figura referencia alguna a su condición de colaborador del CNI. Algo que resulta lógico porque, como le hizo saber en su día el juez instructor, «aquí lo que se están investigando son unos presuntos abusos sexuales, y no otra cosa». Pese a ello, la letrada ha solicitado, y así se recoge expresamente en su escrito de calificación, que sean citados a declarar en el juicio todos los agentes que colaboraron en el traslado de su cliente desde Algeciras a Murcia. Oficialmente, en el atestado sólo figuran agentes de la Policía Judicial de la 322 Comandancia, aunque este periódico comprobó en su día, y así lo publicó, que éstos se desplazaron hasta la ciudad gaditana junto a compañeros del Servicio de Información. Todo ello apunta a que, aunque formalmente no exista referencia alguna al CNI en las diligencias, el asunto del CNI acabará estando bastante presente durante la vista oral.
La letrada ha asegurado, a preguntas de este periódico, que en sus últimas declaraciones las niñas han acabado desdiciéndose y asegurando que el relato que habían realizado en un principio sobre los supuestos abusos era falso. «Un forense que las examinó -explica María Dolores Hernández- asegura que el hecho de que hayan rectificado prueba que decían la verdad al principio y que ahora están presionadas. Pero yo me pregunto por qué no es posible, con el mismo argumento, que fuera al principio cuando realmente estaban presionadas».
La abogada ha pedido que se incorpore a las diligencias un informe de una institución especializada en tratar a niños que han sufrido abusos, Proyecto Luz, y no descarta solicitar el aplazamiento de la vista oral hasta que esa nueva prueba esté a disposición de todas las partes del proceso.
La letrada pide que comparezcan todos los agentes que lo trasladaron a la Región
La abogada María Dolores Hernández asegura que en las diligencias judiciales abiertas contra Amín B. no figura referencia alguna a su condición de colaborador del CNI. Algo que resulta lógico porque, como le hizo saber en su día el juez instructor, «aquí lo que se están investigando son unos presuntos abusos sexuales, y no otra cosa». Pese a ello, la letrada ha solicitado, y así se recoge expresamente en su escrito de calificación, que sean citados a declarar en el juicio todos los agentes que colaboraron en el traslado de su cliente desde Algeciras a Murcia. Oficialmente, en el atestado sólo figuran agentes de la Policía Judicial de la 322 Comandancia, aunque este periódico comprobó en su día, y así lo publicó, que éstos se desplazaron hasta la ciudad gaditana junto a compañeros del Servicio de Información. Todo ello apunta a que, aunque formalmente no exista referencia alguna al CNI en las diligencias, el asunto del CNI acabará estando bastante presente durante la vista oral.
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