La prisión somete a especial vigilancia al imán por existir doble riesgo de agresión


Fuente: La Verdad (20/2/2010)

El líder musulmán de El Algar está en la enfermería para que otros presos no puedan hacerle daño como sospechoso de abusos a niñas o por colaborar con el CNI

Si hay algo señalado como especialmente aborrecible en el particular código de honor de los internos es la persona que abusa sexualmente de menores de edad. Además de ello, si existe otro elemento particularmente repudiable dentro del peculiar reglamento que rige en las prisiones es el grupo conformado por los chivatos, los soplones, los delatores y los confidentes de todo tipo y condición.
El imán de El Algar ha hecho pleno. Amin B., encarcelado este jueves como sospechoso de supuestos abusos sexuales a dos niñas, ha sido asimismo un relevante colaborador del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), tal y como desveló ayer 'La Verdad' en exclusiva. Dos de dos.
Si a ello se suma que los servicios prestados por el líder religioso se han centrado en proporcionar valiosa información sobre islamistas radicales, y se tiene en cuenta además que en el centro penitenciario de Sangonera hay un centenar largo de presos musulmanes, se hace evidente que el riesgo de que pueda ser víctima de un intento de agresión es doble, por no decir triple.
Formalmente, la prisión provincial no tiene constancia alguna de que Amin B. haya prestado algún tipo de colaboración a los servicios secretos españoles. Ni se ha proporcinado información alguna al respecto, ni se espera que alguien vaya a hacerlo.
Pero el mero hecho de que esa circunstancia haya salido a la luz, en forma de noticia periodística, es razón más que suficiente para que la dirección del centro haya intensificado la vigilancia en torno a este preso preventivo.
Fuentes del centro penitenciario confirmaron ayer que al imán de El Algar se le ha aplicado el protocolo especial para aquellos internos que pueden, bien tratar de autolesionarse, bien ser víctimas de una agresión. Esas medidas de seguridad comenzaron a aplicarse en la misma tarde del jueves, cuando un furgón de la Guardia Civil trasladó a Amin B. a la cárcel. El hecho de que esta persona ingresara en una prisión por primera vez, sumado a que se le imputan delitos de carácter sexual con víctimas menores de edad, confirmaba la necesidad de mantenerlo vigilado.
Aunque las mismas fuentes indican que el líder religioso musulmán no muestra signo alguno de depresión, ni nada indica que pueda tratar de atentar contra su propia vida, se le ha internado en la Enfermería del centro por estar aislada del resto de los módulos y por la presencia de internos de confianza, lo que permite que el imán esté vigilado de forma permanente.

Luego irá al 'módulo 1'
Con el paso de los días, y una vez que los responsables de seguridad del centro consideren que el riesgo de agresión se ha reducido, Amin B. será trasladado al 'módulo 1'. Este departamento está considerado el menos conflictivo de todo el centro, al estar ocupado por internos que no son delincuentes reincidentes y que en su mayor parte han entrado en prisión por vez primera y, en otros casos, por presos que prácticamente han cumplido su condena, que están disfrutando de permisos y salidas de fines de semana y que evitan meterse en problemas para no perder esos privilegios.
Uno de los objetivos prioritarios de la dirección será evitar situaciones de riesgo potencial entre Amin B. y reclusos de religión musulmana, un colectivo que supone entre el 10% y el 12%, aproximadamente, del millar de internos que ocupan la prisión de Sangonera. «No tenemos a nadie actualmente que haya ingresado en el centro por actividades relacionadas con el terrorismo islamista, aunque no es descartable que haya algún preso musulmán medianamente radical», explicaban las fuentes señaladas.
Con ello se estaban refiriendo, aun sin mencionarlo, a que determinados internos no habrán acogido con agrado las informaciones que desvelan que Amin B. colaboraba con el CNI en la identificación y control de islamistas radicales.
El imán, que huyó a Marruecos debido a la presión de la propia comunidad musulmana de El Algar al conocerse los presuntos abusos a niñas, fue convencido por el CNI de que debía regresar a España. Los servicios secretos solicitaron la colaboración de la Guardia Civil, que montó un operativo especial para trasladarlo desde Algeciras a Murcia. El aparente objetivo era evitar que, en caso de ser detenido accidentalmente, pudiera desvelar su condición de colaborador de los espías.

La Guardia Civil lo interrogó cinco días antes de que huyera
La Guardia Civil tenía datos sobre los presuntos abusos sexuales cometidos por Amin B. varios días antes de que huyera a Marruecos. Fuentes próximas al caso confirmaron que agentes del puesto de El Algar citaron al imán el pasado 29 de enero y, además de hacerle la reseña policial, le preguntaron por las informaciones que apuntaban a que se había excedido con varias niñas. Amin B. negó en apariencia esas imputaciones y, como los padres de las menores no habían formalizado todavía las denuncias, lo dejaron marchar. Cinco días después, debido a la creciente tensión en la comunidad musulmana, decidió marcharse a Marruecos, temiendo por su integridad. Allí lo localizó el CNI y le instó a regresar.

«Me he quedado muerta al ver en el diario lo del CNI», admite la abogada de Amin B.
La letrada María Dolores Hernández dice que su cliente no hizo mención alguna de su colaboración con los servicios secretos
La abogada María Dolores Hernández abandonó el jueves, a primera hora de la tarde, el Palacio de Justicia de Murcia, después de haber visto cómo la juez de Instrucción número 2 de Murcia, Miriam Marín, dictaba auto de prisión preventiva contra su cliente. Un buen número de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión la abordó para interesarse por los detalles de la declaración del imán de El Algar y, una vez hubo satisfecho la curiosidad de los reporteros, al menos hasta donde le era posible hacerlo, se marchó a su despacho para preparar un juicio que tenía fijado para la mañana siguiente.
En algún instante quizás se paró a pensar que esa jornada de guardia, que ella había prestado como abogada de oficio, le había deparado un cliente bastante llamativo y 'mediático': un líder religioso acusado nada menos que de abusos sexuales a niñas menores de edad.
Pero para lo que no estaba mentalmente preparada era para enfrentarse a la revelación de que los servicios secretos españoles estaban detrás de su cliente. «Iba para el juzgado esta mañana -por ayer, viernes-, he entrado a una cafetería y, al echarme el periódico a la cara, me he quedado muerta; totalmente sorprendida», admitía en conversación con este periódico.
Y es que, según explica, ni su cliente ni nadie había hecho mención alguna a la colaboración de Amin B. con el CNI. «Le presté asistencia como abogada de oficio, en la Comandancia, mientras declaraba, y sólo se habló del tema de los abusos sexuales, que él niega rotundamente. Sobre el asunto de los servicios secretos no existió la menor referencia, aunque lo cierto es que tampoco tuve muchas posibilidades de entrevistarme con él: apenas habla castellano, todo lo teníamos que tratar con un traductor de por medio y, una vez que prestó declaración, yo me limité a hacerle algunas indicaciones para el momento en que tuviera que comparecer ante el juez. Nada más».
Evidentemente, nadie le informó tampoco de que su cliente había huido días antes a Marruecos, que los servicios secretos lo habían convencido para regresar, que había llegado a Algeciras en un ferry procedente de Tánger y que agentes de Información de la Guardia Civil lo habían trasladado en un coche camuflado a Murcia, donde fue formalmente detenido.
«En el atestado que se aportó al juzgado tampoco se dice nada de la colaboración con el CNI», señala la letrada. «Cuando el juzgado de Cartagena que lleva la investigación lo vuelva a citar a declarar, ya veré, si sigo siendo su abogada, si las diligencias recogen algo de eso».

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