Fuente: La Verdad (20/1/2010)
La posible instalación de una segunda mezquita en la calle Doctor Marañón enfrenta a vecinos y musulmanes.
Cualquier visitante recibe en Beniel, nada más cruzar con su vehículo el límite del término municipal, un saludo que reza «Encrucijada entre Dos Reinos». El recuerdo de su historia fronteriza entre cristianos y musulmanes ha adquirido en los últimos meses un significado irónico que define en sus cuatro palabras la situación de las calles Grupo Rocasa y Doctor Marañón, convertidas desde junio en la gran encrucijada entre islam y catolicismo a cuenta de la intención de la comunidad islámica de instalar en ellas una nueva mezquita.
Justo a la derecha de la rotonda de entrada al casco urbano, lo primero que se deja ver es el bajo situado en el Grupo Rocasa que ahora hace las labores de lugar de oración para los musulmanes.
Se ubica en un barrio donde la mayor parte de las viviendas están ocupadas por inmigrantes y que desde 2004 alberga la actual mezquita. Según el día y la hora a la que pasen peatones y conductores, pero especialmente los viernes a las 14 horas, éstos pueden ver a la comunidad islámica del municipio ocupando hasta las aceras para no faltar a su cita con Alá, debido a la saturación del centro. «En Beniel nos conocen por los moros que rezan en la carretera», explican algunos de ellos a escasos metros del 'otro reino', el de los vecinos y comerciantes no musulmanes de la calles cercanas. Comunidades como las del Edificio Cecilia cuestionan en sus alegaciones contra el nuevo Centro Cultural Islámico el posible impacto de las aglomeraciones de personas y vehículos. Pero nada más lejos de la realidad.
En los prolegómenos de la oración de las seis de la tarde del viernes, los fieles llegan de forma ordenada, sin provocar masificaciones ni usar demasiados vehículos, ya que muchos alcanzan el centro a pie y en bicicleta. Veinte minutos después, sólo se oye -prestando mucha atención- el hilo de voz del imán que traslada a los fieles a sus raíces y su fe durante ocho minutos. Nada más terminar el culto. retoman su rutina, sin jaleo ni atascos.
En caso de obtener la licencia de apertura, durante cinco veces al día esta sería la rutina de la futura mezquita de la calle Doctor Marañón, «salvo el rezo de las 14 horas del viernes que es más largo, mínimo una hora», explica el imán de Beniel, Bagdad Herrize. En el otro paquete de alegaciones vecinales se alertaba del efecto llamada sobre musulmanes residentes en otras zonas, algo que reconoce Herrize. «Vendrían de Zeneta, Los Ramos, El Raal, Desamparados y Alquerías, podrían ser más de un millar contando a los del propio Beniel», afirma.
Por su parte, en el 'reino cristiano' de Doctor Marañón, la posibilidad de tramitar la licencia provoca miedo entre los vecinos y sobre todo propietarios de los cerca de 25 establecimientos comerciales situados en las calles Torrevieja, Salzillo, Calvo Sotelo y la propia Doctor Marañón. Casi todos coinciden en afirmar que se devaluarán las viviendas y los comercios de la zona, caerá el interés de la clientela y descenderán las ventas por la apertura de la mezquita.
Sistemas de seguridad
Esta sensación de temor a una religión y etnia diferentes se hace palpable en los comercios, salvo los regentados por inmigrantes -un locutorio, una carnicería, una peluquería y un bar-. El resto -de moda, deportes, textil, electrodomésticos, alimentación y hogar- ha optado por sistemas de protección que van desde espejos a cámaras, pasando por timbres y cerraduras electrónicas. Todo vale para «sentirse más seguros», explican los comerciantes, que argumentan que «hemos sufrido robos e incluso una agresión».
Resulta curioso comprobar como el bando cristiano respeta la necesidad de rendir culto a Alá y el Corán comparándolo con las suyas propias -casi siempre católicas-. No obstante, la respuesta es prácticamente unánime, cambia el envoltorio pero no el mensaje: «No queremos aquí la mezquita en Doctor Marañón». Algunos dan alternativas, como que la hagan «en la huerta o en el río».
En algo sí coinciden todos, «los políticos no lo tienen claro y tienen que poner soluciones pero no saben qué hacer», dicen los vecinos; mientras que desde la comunidad islámica se quejan de que el ayuntamiento «está dejando a los vecinos que presionen, es un desastre su gestión de este tema».
LA RESOLUCION FINAL PODRÍA TARDAR AÚN DOS MESES
El alcalde de Beniel, el socialista Roberto García, subraya que su postura es «respetar la legalidad de cualquier expediente» y añade que «mientras dicho centro no reúna las condiciones que exigen los técnicos no se podrá proceder a su apertura». El alcalde también dice que en el Ayuntamiento, hasta el momento, no existe ninguna orden de apertura, y por lo tanto el citado centro islámico no será abierto al público». Fuentes municipales afirmaban ayer desconocer «cuál es el plazo legal, porque nunca se ha producido una situación igual», aunque que creen que «en uno o dos meses habrá una respuesta firme a favor o en contra de la licencia de apertura», aferrándose de nuevo a la «legalidad» del proceso.
EL TIEMPO Y LOS DONATIVOS SE CONSUMEN
La cuenta atrás se ha iniciado y al tiempo que se van quemando los días para subsanar las 12 deficiencias que alejan a la Comunidad Islámica de Beniel de la ansiada licencia de apertura, los donativos para dar viabilidad al proyecto también se consumen. Situación que lamenta el imán, Bagdad Herrize: «Desde junio hemos gastado 14.000 euros en alquileres, trámites administrativos, tasas y el proyecto». Herrize denuncia la «peligrosidad» del actual local y afirma que cuando pidieron la licencia para el mismo -en 2004- «no nos pusieron tantos problemas porque estábamos en las afueras». El imán cree que el rechazo a la mezquita se debe al «desconocimiento de nuestra religión, sólo queremos un local para orar».
La posible instalación de una segunda mezquita en la calle Doctor Marañón enfrenta a vecinos y musulmanes.
Cualquier visitante recibe en Beniel, nada más cruzar con su vehículo el límite del término municipal, un saludo que reza «Encrucijada entre Dos Reinos». El recuerdo de su historia fronteriza entre cristianos y musulmanes ha adquirido en los últimos meses un significado irónico que define en sus cuatro palabras la situación de las calles Grupo Rocasa y Doctor Marañón, convertidas desde junio en la gran encrucijada entre islam y catolicismo a cuenta de la intención de la comunidad islámica de instalar en ellas una nueva mezquita.
Justo a la derecha de la rotonda de entrada al casco urbano, lo primero que se deja ver es el bajo situado en el Grupo Rocasa que ahora hace las labores de lugar de oración para los musulmanes.
Se ubica en un barrio donde la mayor parte de las viviendas están ocupadas por inmigrantes y que desde 2004 alberga la actual mezquita. Según el día y la hora a la que pasen peatones y conductores, pero especialmente los viernes a las 14 horas, éstos pueden ver a la comunidad islámica del municipio ocupando hasta las aceras para no faltar a su cita con Alá, debido a la saturación del centro. «En Beniel nos conocen por los moros que rezan en la carretera», explican algunos de ellos a escasos metros del 'otro reino', el de los vecinos y comerciantes no musulmanes de la calles cercanas. Comunidades como las del Edificio Cecilia cuestionan en sus alegaciones contra el nuevo Centro Cultural Islámico el posible impacto de las aglomeraciones de personas y vehículos. Pero nada más lejos de la realidad.
En los prolegómenos de la oración de las seis de la tarde del viernes, los fieles llegan de forma ordenada, sin provocar masificaciones ni usar demasiados vehículos, ya que muchos alcanzan el centro a pie y en bicicleta. Veinte minutos después, sólo se oye -prestando mucha atención- el hilo de voz del imán que traslada a los fieles a sus raíces y su fe durante ocho minutos. Nada más terminar el culto. retoman su rutina, sin jaleo ni atascos.
En caso de obtener la licencia de apertura, durante cinco veces al día esta sería la rutina de la futura mezquita de la calle Doctor Marañón, «salvo el rezo de las 14 horas del viernes que es más largo, mínimo una hora», explica el imán de Beniel, Bagdad Herrize. En el otro paquete de alegaciones vecinales se alertaba del efecto llamada sobre musulmanes residentes en otras zonas, algo que reconoce Herrize. «Vendrían de Zeneta, Los Ramos, El Raal, Desamparados y Alquerías, podrían ser más de un millar contando a los del propio Beniel», afirma.
Por su parte, en el 'reino cristiano' de Doctor Marañón, la posibilidad de tramitar la licencia provoca miedo entre los vecinos y sobre todo propietarios de los cerca de 25 establecimientos comerciales situados en las calles Torrevieja, Salzillo, Calvo Sotelo y la propia Doctor Marañón. Casi todos coinciden en afirmar que se devaluarán las viviendas y los comercios de la zona, caerá el interés de la clientela y descenderán las ventas por la apertura de la mezquita.
Sistemas de seguridad
Esta sensación de temor a una religión y etnia diferentes se hace palpable en los comercios, salvo los regentados por inmigrantes -un locutorio, una carnicería, una peluquería y un bar-. El resto -de moda, deportes, textil, electrodomésticos, alimentación y hogar- ha optado por sistemas de protección que van desde espejos a cámaras, pasando por timbres y cerraduras electrónicas. Todo vale para «sentirse más seguros», explican los comerciantes, que argumentan que «hemos sufrido robos e incluso una agresión».
Resulta curioso comprobar como el bando cristiano respeta la necesidad de rendir culto a Alá y el Corán comparándolo con las suyas propias -casi siempre católicas-. No obstante, la respuesta es prácticamente unánime, cambia el envoltorio pero no el mensaje: «No queremos aquí la mezquita en Doctor Marañón». Algunos dan alternativas, como que la hagan «en la huerta o en el río».
En algo sí coinciden todos, «los políticos no lo tienen claro y tienen que poner soluciones pero no saben qué hacer», dicen los vecinos; mientras que desde la comunidad islámica se quejan de que el ayuntamiento «está dejando a los vecinos que presionen, es un desastre su gestión de este tema».
LA RESOLUCION FINAL PODRÍA TARDAR AÚN DOS MESES
El alcalde de Beniel, el socialista Roberto García, subraya que su postura es «respetar la legalidad de cualquier expediente» y añade que «mientras dicho centro no reúna las condiciones que exigen los técnicos no se podrá proceder a su apertura». El alcalde también dice que en el Ayuntamiento, hasta el momento, no existe ninguna orden de apertura, y por lo tanto el citado centro islámico no será abierto al público». Fuentes municipales afirmaban ayer desconocer «cuál es el plazo legal, porque nunca se ha producido una situación igual», aunque que creen que «en uno o dos meses habrá una respuesta firme a favor o en contra de la licencia de apertura», aferrándose de nuevo a la «legalidad» del proceso.
EL TIEMPO Y LOS DONATIVOS SE CONSUMEN
La cuenta atrás se ha iniciado y al tiempo que se van quemando los días para subsanar las 12 deficiencias que alejan a la Comunidad Islámica de Beniel de la ansiada licencia de apertura, los donativos para dar viabilidad al proyecto también se consumen. Situación que lamenta el imán, Bagdad Herrize: «Desde junio hemos gastado 14.000 euros en alquileres, trámites administrativos, tasas y el proyecto». Herrize denuncia la «peligrosidad» del actual local y afirma que cuando pidieron la licencia para el mismo -en 2004- «no nos pusieron tantos problemas porque estábamos en las afueras». El imán cree que el rechazo a la mezquita se debe al «desconocimiento de nuestra religión, sólo queremos un local para orar».
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