Fuente: larazon.es
Responsable de la mezquita de Al Ansar en Bagdad durante más de diez años, en los cuales criticó con dureza los excesos del régimen y de la familia de Sadam Husein, a Taha Azeez, como a millones de iraquíes, la invasión americana le cambió la vida un 3 de julio de 2005, cuando fue detenido y encarcelado en la terrible prisión de Abu Ghraib.
– ¿Por qué lo detuvieron?
– Porque seguí criticando, como hacía con Sadam, los desmanes de la ocupación. La catástrofe fue mayor que en los años de la dictadura: matanzas, saqueos y encima la declaración de EE UU de que libraba una cruzada. Nuestra fe nos obliga a luchar por nuestro país, da igual contra quién. Por eso llamaba en la oración a luchar contra los ocupantes y si no hubiera sido tan mayor yo mismo hubiera combatido. ¿Por qué podían invadirnos y nosotros no podíamos responder?
– ¿Con qué cargos lo detienen?
– No había una causa. Los 28 primeros días me tuvieron encarcelado, aislado en una celda que no sé donde estaba. Me azotaron y durante ese tiempo fue imposible dormir porque ponían la música muy alta. Luego me acusaron de participar en ataques a las tropas americanas. Pedí pruebas, pero no tenían ninguna. Después me trasladaron a Abu Ghraib.
– ¿Cómo era un día en la prisión de Abu Ghraib?
– Las primeras dos semanas estuve en una sala de 10 por 16 metros junto a 120 personas. Estábamos hacinados en pleno agosto y dormíamos en el suelo. Salíamos dos veces al día al baño y una vez a la semana a asearnos. Pero era mejor que estar solo.
–¿Qué era lo más duro?
– Lo más humillante era que nos desnudaban a todos juntos para que pudiéramos vernos los unos a los otros. El soldado que venía a hacer el recuento llegaba riendo y chillándonos. Cualquier pequeño error era castigado con lo que llamábamos el «sandwich».
– ¿En qué consistía?
– Te ataban a unos maderos desnudo de tal forma que tu cuerpo quedaba en forma de «X» y ponían el aire acondicionado durante horas. Era una práctica habitual. Cuando me trasladaron a la prisión de Buqa (cerca de Basora) comprobé que otros presos habían pasado por eso. Trataban de romper nuestra voluntad. No era diario, pero ocurría en todas las cárceles, igual que las descargas eléctricas.
– Obama ha anunciado la retirada de las tropas en 2010, ¿cree que EE UU ha ganado la guerra?
– Si hay alguien que ha perdido esta guerra ha sido EE UU. Iban a liberar al pueblo iraquí, pero no pueden estar más lejos y por eso dicen que se van. Tumbaron una dictadura y han traído otra peor.
– Al menos ahora pueden elegir democráticamente.
– ¿Dónde está la democracia? La mayoría de la gente se quedaría con Sadam. No había atentados ni conflictos entre chiíes y suníes, y no existía gran problema con los kurdos. El conflicto entre chiíes y suníes lo crean los americanos.
– ¿Seguirá esa guerra civil cuando salgan las tropas americanas?
– Si sigue este Gobierno títere y traidor, es inevitable la guerra.
– Un Gobierno en el que hay suníes, chiíes y kurdos.
– El que es traidor es traidor, da igual que sea suní o chií.
– ¿Puede ganar EE UU la guerra en Afganistán?
– Están cometiendo los mismos errores. Cualquier ocupante pierde la guerra. No hay ninguna guerra justa por mucho que lo diga Obama con su Nobel.
– ¿Se está radicalizando el islam?
– No todos los musulmanes son Al Qaida. EE UU creó ese enemigo para espantar al mundo. En Irak, Al Qaida está perdiendo su poder, que nunca fue mucho. Los radicales no son mayoría, pero EE UU los está engordando. El radicalismo se da en todas las religiones, como está ocurriendo en Suiza con los minaretes. En Irak los cristianos iraquíes vivían en paz. Los musulmanes, en general, rechazamos el radicalismo.
– El presidente iraní no piensa lo mismo cuando llama al mundo islámico a eliminar a Israel...
– Ahmadineyad sólo ayuda a Israel cuando hace esas declaraciones. Hay que distinguir entre judíos y sionistas.
– ¿Es generalizada la idea de que algún día se reconquistará Al Andalus?
– Ningún musulmán normal piensa en eso. Además, seríamos incapaces. No niego que sentimos nostalgia de Al Andalus, pero hoy pensamos en convivir.
Un día en Abu Ghraib
Azeez –que participa en las conferencias que se celebran hoy y mañana en el Círculo de Bellas Artes de Madrid dentro del VI Festival Interpueblos– estuvo tres años preso en las cárceles americanas. Ha visto las fotos del horror y asegura que reflejan la humillación que sufrían los detenidos. «A las tres de la madrugada hacían un recuento. A las 12, la comida y otro recuento a las cuatro de la tarde. A veces, de madrugada llamaban a gente para interrogarla. Los desnudaban en una habitación, los ataban, les echaban agua por el cuerpo y ponían el aire condicionado a toda potencia. También les azotaban. Algunos no volvían».
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