Fuente: tiempodehoy.com
El mismo tiempo que en Suiza transcurría la campaña electoral del referéndum que el 29 de noviembre aprobó prohibir la construcción de minaretes, el Gobierno español se sentaba con representantes de municipios para intentar allanar el camino de una de las grandes reivindicaciones de los musulmanes en España: ejercer su derecho a disponer de suelo para construir centros de oración y cementerios.
Por casualidad, la cuestión urbanística se ha convertido en la mejor manera de comparar el ambiente que se vive en Suiza y el que viven los musulmanes españoles. En España hay 1,3 millones de musulmanes, de los que el 90% son inmigrantes. Se agrupan en 468 comunidades islámicas repartidas por todo el país. La mayoría están integradas en los dos principales interlocutores con el Gobierno: la Unión de Comunidades Islámicas de España (Ucide), mayoritaria con 396 comunidades, y la Federación de Entidades Religiosas Islámicas de España (Feeri), con 54 entidades.
Frente a la prohibición de los minaretes en Suiza, los musulmanes españoles reivindican cesiones de suelo público para sus mezquitas y cementerios. Salvo casos aislados, tampoco ha habido grandes polémicas en torno al velo y no se ha pensado, al contrario de lo que se ha legislado en Francia, prohibirlo en la esfera pública. Además, y abundando en la distancia con Suiza, en los últimos meses se han producido movimientos hacia un mayor reconocimiento de la religión islámica.Fiesta oficial.
Por primera vez en España una fiesta religiosa musulmana -la del cordero o Pascua musulmana- será día festivo en Ceuta y Melilla. En ambas ciudades autónomas la población musulmana supera el 40% y la decisión de incluir esta celebración en el calendario de festividades oficiales del año 2010 vino sola. “Como Gobierno se tiene que atender a todas las organizaciones de la ciudad”, explica a Tiempo el vicepresidente del Gobierno autónomo de Melilla, Miguel Marín. “Igual que los musulmanes comparten las fiestas tradicionales cristianas, ocurre lo contrario cuando es la fiesta de los musulmanes, el resto de melillenses la consideramos una fiesta nuestra”, explica. Para Miguel Marín la palabra que rige las relaciones entre confesiones religiosas en Melilla es el “respeto”.
Otra novedad, un poco más polémica, en los últimos tiempos ha sido la aparición de una nueva formación política, el Partido Renacimiento y Unión de España (Prune), que se inspira en los principios del Corán. Su cabeza visible es el vicepresidente de una de las dos grandes organizaciones que integran a la mayoría de comunidades islámicas españolas, la Feeri, Mostafa Bakkach el Aamarani. El Prune nació en Granada hace unos meses con la pretensión de presentarse a las elecciones municipales de 2011 en la ciudad andaluza y en otras localidades más de Asturias, Valencia, Madrid y Barcelona. Según El Aamarani, el partido toma el islam “como fuente de principios” y como “un factor determinante para la regeneración moral y ética de la sociedad española”. Uno de los objetivos es responder a la demanda de una minoría social que, afirma, no se siente representada en los partidos tradicionales.
El mismo tiempo que en Suiza transcurría la campaña electoral del referéndum que el 29 de noviembre aprobó prohibir la construcción de minaretes, el Gobierno español se sentaba con representantes de municipios para intentar allanar el camino de una de las grandes reivindicaciones de los musulmanes en España: ejercer su derecho a disponer de suelo para construir centros de oración y cementerios.
Por casualidad, la cuestión urbanística se ha convertido en la mejor manera de comparar el ambiente que se vive en Suiza y el que viven los musulmanes españoles. En España hay 1,3 millones de musulmanes, de los que el 90% son inmigrantes. Se agrupan en 468 comunidades islámicas repartidas por todo el país. La mayoría están integradas en los dos principales interlocutores con el Gobierno: la Unión de Comunidades Islámicas de España (Ucide), mayoritaria con 396 comunidades, y la Federación de Entidades Religiosas Islámicas de España (Feeri), con 54 entidades.
Frente a la prohibición de los minaretes en Suiza, los musulmanes españoles reivindican cesiones de suelo público para sus mezquitas y cementerios. Salvo casos aislados, tampoco ha habido grandes polémicas en torno al velo y no se ha pensado, al contrario de lo que se ha legislado en Francia, prohibirlo en la esfera pública. Además, y abundando en la distancia con Suiza, en los últimos meses se han producido movimientos hacia un mayor reconocimiento de la religión islámica.Fiesta oficial.
Por primera vez en España una fiesta religiosa musulmana -la del cordero o Pascua musulmana- será día festivo en Ceuta y Melilla. En ambas ciudades autónomas la población musulmana supera el 40% y la decisión de incluir esta celebración en el calendario de festividades oficiales del año 2010 vino sola. “Como Gobierno se tiene que atender a todas las organizaciones de la ciudad”, explica a Tiempo el vicepresidente del Gobierno autónomo de Melilla, Miguel Marín. “Igual que los musulmanes comparten las fiestas tradicionales cristianas, ocurre lo contrario cuando es la fiesta de los musulmanes, el resto de melillenses la consideramos una fiesta nuestra”, explica. Para Miguel Marín la palabra que rige las relaciones entre confesiones religiosas en Melilla es el “respeto”.
Otra novedad, un poco más polémica, en los últimos tiempos ha sido la aparición de una nueva formación política, el Partido Renacimiento y Unión de España (Prune), que se inspira en los principios del Corán. Su cabeza visible es el vicepresidente de una de las dos grandes organizaciones que integran a la mayoría de comunidades islámicas españolas, la Feeri, Mostafa Bakkach el Aamarani. El Prune nació en Granada hace unos meses con la pretensión de presentarse a las elecciones municipales de 2011 en la ciudad andaluza y en otras localidades más de Asturias, Valencia, Madrid y Barcelona. Según El Aamarani, el partido toma el islam “como fuente de principios” y como “un factor determinante para la regeneración moral y ética de la sociedad española”. Uno de los objetivos es responder a la demanda de una minoría social que, afirma, no se siente representada en los partidos tradicionales.
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