Haidar ha dormido en casa con sus hijos. La activista dice que su lucha es un triunfo para la causa saharaui

Fuente: lavozdegalicia.es

Después de 32 días de huelga de hambre que han minado su salud pero no su determinación, Aminatu Haidar logró finalmente su objetivo. Un avión medicalizado la transportó anoche a El Aaiún, acompañada por su hermana Laila y el doctor Domingo de Guzmán Pérez.

La activista salió en silla de ruedas del hospital empujada por su asistente, Edi Escobar, para hacer unas breves declaraciones en las que dijo que lo primero que iba a hacer cuando llegase a su casa sería abrazar a sus hijos y a su madre. La activista, muy debilitada, reconoció que no tiene mucha conciencia de lo que ha sucedido en torno a su protesta. «Es un triunfo para la Justicia, para el Derecho Internacional, para los derechos humanos y para la causa saharaui», manifestó Haidar a los periodistas concentrados. «Lo primero que voy a hacer cuando llegue será besar a mi madre y a mis dos hijos», añadió antes de partir a bordo de una ambulancia camino del aeropuerto.

Las gestiones diplomáticas finalmente consiguieron que Rabat permitiera la salida de la activista saharaui de Lanzarote, solo un día después de que fuera hospitalizada. Fuentes conocedoras de la negociación explicaron que la solución al conflicto es fruto de un importante acuerdo entre España, Francia y Marruecos. Haidar reiteró que solo abandonaría su protesta cuando pisara de nuevo el suelo de la ciudad de la que fue deportada.

Al mismo tiempo que se desbloqueaba la situación, el Gobierno reconocía por primera vez que sabía que Marruecos iba a expulsar a Haidar y, sin embargo, permitió su entrada en el aeropuerto de Lanzarote por razones humanitarias. El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, admitió que su homólogo marroquí Taieb Fassi Fihri, lo llamó la víspera para avisarle de la decisión de Rabat.

«Limbo jurídico»

Según su relato ante la Comisión de Exteriores del Congreso, Moratinos le trasladó su «rechazo» y su «condena» por la expulsión. Al día siguiente, cuando Haidar ya estaba volando hacia Lanzarote, recibió una nueva llamada de Fassi Fihri comunicándole que había sido expulsada. «El ministerio no aceptó, no apoyó, sino que rechazó la actitud del Gobierno de Marruecos», manifestó.

El ministro aclaró que el hecho de que el Gobierno supiera de antemano que se iba a producir una expulsión que calificó de «política, no administrativa», no significa que «diese complicidad o avalase» la operación. En todo caso, insistió en que la decisión de dejarla entrar en el aeropuerto de Lanzarote correspondió a la policía de fronteras, para no dejarla en el «limbo jurídico».

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