Fuente: Ayto. de Cartagena
A las 23 h del domingo 12 de julio la cantante deslumbrará en el Patio de Armas
Una cantante intemporal y una personalidad enigmática. Tímida e imprevisible. Es Madeleine Peyroux (Athens, Georgia, 1974), a la que su madre llamó Madalena por amor a la literatura francesa. Escribió el crítico de jazz de El País que era “una cantante como la copa de un pino, alguien capaz de jugarse el tipo a cada estrofa”. Que hacía virtud del hecho de irse de tono y que eso la aproximaba a Billie Holiday mucho más que la obvia similitud de tono en sus voces. El talento y el potencial de la Peyroux es indiscutible, escucharla en directo, un privilegio. La cita será a las 23.00 h. el domingo 12 de julio en el Parque de Artillería de Cartagena. Las entradas para ver a la estadounidense cuestan 20 Euros.
Clásicos de los repertorios de Billie Holiday o Bessie Smith, de los años treinta y cuarenta, cantaba Madeleine Peyroux en las calles de París. Era menor de edad cuando empezó a recorrer las terrazas del Barrio Latino con su guitarra y un sombrero para recoger las monedas. Luego, en compañía de un grupo de músicos de jazz antiguo, recorrió Europa en una camioneta. Se había ido de casa de su madre y rara vez sabía dónde iba a dormir al día siguiente.
En 1996, Madeleine Peyroux está en Nueva York. Graba un disco titulado ‘Dreamland’, en el que canta ‘La vie en rose’, de Piaf, y canciones de Patsy Cline y Bessie Smith. El disco recibe excelentes críticas y se vende muy bien, pero ella desaparece del mapa y sólo da señales de vida de vez en cuando. Canta en pequeños clubs y mantiene un perfil voluntariamente bajo. Así durante más de seis años. Hasta grabar ‘Careless love’ (2004), con canciones de Dylan, Cohen, Elliott Smith o Hank Williams, y producción de Larry Klein, del que se vendieron cientos de miles de ejemplares. En ‘Half the perfect world’ (2006) incluía obras de Joni Mitchell, Tom Waits, Serge Gainsbourg y Leonard Cohen. Y para su disco más reciente, ‘Bare bones’ (2008), producido como los dos anteriores por Larry Klein, esta mujer de aspecto frágil ha dejado aparcadas las canciones ajenas para centrarse exclusivamente en composiciones propias escritas con ayuda de Walter Becker, Joe Henry, David Batteau y Julian Coryell. Madeleine Peyroux deja frases para la reflexión: “a veces la música parece tridimensional, puedes acariciarla".
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