La comunidad musulmana de la Región no cuenta con un gran templo pese a que el Ayuntamiento de la capital rechazó dos proyectos saudíes para su construcción
Sobre la hipotética construcción de una mezquita en Murcia, este religioso afirma que «sería muy positivo para nuestra comunidad, pero no conozco ninguna que haya sido financiada sólo por españoles, si no vienen los saudíes u otros árabes con dinero no hay nada que hacer».
Sobre la crisis, Abderrahim declara que la congregación que dirige está atravesando unos tiempos muy complicados y que la subvención que le han pedido a la Comunidad Autónoma para el 2009 «no nos la han concedido». «Cuando Zapatero ganó pensamos que nuestra situación iba a cambiar, pero con la mala etapa económica ya no esperamos nada. No obstante, la realidad tiene que mejorar y nos merecemos ser respetados como musulmanes y como hombres porque vivimos en un país democrático».
Por su parte, Mohamed Benabderrahim, imán de la mezquita del San Andrés, se indigna cuando le plantean la cuestión de que estos centros de oración son lugares de reclutamiento de futuros terroristas: «Aquí sólo buscamos la paz en nuestro interior con la ayuda de Alá. Todos los que nos acusan de terroristas no conocen nuestro mundo ni nuestra religión: sólo buscamos la bondad».
Fuente: La Verdad
DANIEL LEGUINA/MURCIA
La comunidad musulmana de Murcia, con cerca de 70.000 miembros, es la minoría religiosa más numerosa y con mayor arraigo de las que viven en la Región. Sin embargo, siguen sintiéndose ciudadanos de segunda, entre otras cosas, en lo que a religión se refiere: en todo el territorio murciano no existe un solo templo adonde los mahometanos puedan acudir para cumplir con sus obligaciones religiosas. Y a falta de pan, las mezquitas del siglo XXI en Murcia no son más que pequeños locales, muchos de ellos en los bajos de los edificios o en domicilios, sótanos, naves o garajes. Estos precarios e improvisados oratorios son auténticos guetos en los que se masca una sensación de rechazo y discriminación que podría ser el mejor caldo de cultivo para el integrismo. La capital cuenta con dos de estos locales que congregan a diario a cientos de fieles: la más antigua y amplia -unos 200 metros cuadrados en los bajos de un inmueble- se encuentra en el barrio del Carmen, muy cerca de la estación de trenes; la otra está en San Andrés, en un pequeño local de unos cien metros cuadrados junto a la estación de autobuses.
Cinco veces al día, como marca el Corán, los súbditos de Alá se arrodillan en dirección a La Meca, casi de forma clandestina, en estos espacios -unos 40 en la Región- decorados con ornamentación islámica pero muy lejos de parecerse a la más austera de las mezquitas. Y para que el rizo quede bien rizado, la historia recuerda, no sin ironía, que en estas tierras hubo un tiempo en el que las oraciones de los muecines se escuchaban desde los minaretes en pueblos y ciudades a lo ancho y largo de la geografía murciana. Aunque tras la Reconquista todas esas huellas quedaron borradas. Otras ciudades españolas tuvieron mayor suerte y algunos de los templos que dejaron atrás los perdedores de la contienda son hoy señas de identidad y motivo de orgullo para los ciudadanos de urbes como Córdoba, Almonaster la Real (Huelva) o Toledo.
Nuevos santuarios
Otros municipios y zonas de la Península con importantes comunidades musulmanas han edificado santuarios en los últimos tiempos; es el caso de Madrid (1992), Granada (2003), o Málaga, que inauguró en el 2006 la mezquita de Al-Andalus y en cuya provincia los adoradores de Mahoma pueden rezar en las dos de Marbella, Torre del Mar, Torremolinos, Fuengirola o Benalmádena, también con dos. El templo de Fuengirola fue financiado con dinero procedente de Arabia Saudí, y la más suntuosa de las marbellíes, con capacidad para 800 practicantes, fue levantada en 1981 por el príncipe Salman, gobernador de Riad, la capital saudí. El país arábigo también está detrás de la de Fuengirola y de la más reciente erigida en la capital malagueña. La de Granada, ciudad que ha permanecido los últimos 500 desprovista de templos musulmanes, se edificó con subvenciones del rey Mohamed VI de Marruecos, Libia, Malasia y el emirato de Sharya, y es gestionada por la Comunidad Islámica de España. En Madrid -la capital tiene más de 60 y la comunidad autónoma más de 200-, la conocida popularmente como mezquita de la M-30 fue costeada por el desaparecido rey Fahd de Arabia Saudí, quien la inauguró en 1992 acompañado por el rey Juan Carlos.
Sin embargo, en Murcia otro gallo ha cantado: durante la década de los noventa, la Unión de Comunidades Islámicas (UCIDE) puso 60 millones de euros sobre la mesa de la Alcaldía -nunca se supo con certeza de dónde salía el dinero, aunque todas las miradas apuntaban a los saudíes- y solicitó unos terrenos en La Fica para construir una mezquita. La respuesta del Consistorio fue negativa. En el 2006, la Asociación Assalam, ubicada en la mezquita del Carmen, volvió a la carga y ofreció 10.000 euros por un solar municipal de 2.500 metros cuadrados frente al Carrefour del Zaraiche para cumplir el sueño que la congregación musulmana perseguía ya de antiguo. Segundo intento y segunda negativa de los regidores municipales. María José Velasco, por entonces concejal de Patrimonio, alegó que la propuesta era «una barbaridad jurídica porque el suelo municipal estaba dedicado a equipamiento». Por su parte, Francisco Porto, actual titular de Presidencia, aclara que «desde que estoy al frente de la Concejalía ninguna organización islámica ha planteado un proyecto para levantar una mezquita».
En Archena, la comunidad musulmana estrenó recientemente un templo e invitó a todos los vecinos del municipio a una jornada de puertas abiertas donde degustaron recetas típicas de la gastronomía magrebí. Según cuenta Mounir Benjaloum El Andaloussi, vicepresidente de la Federación Islámica de la Región de Murcia (FIRM), invitaron al alcalde y demás miembros de la corporación municipal, pero ningún representante político apareció por allí.
Licencia de apertura
Manuel Marcos Sánchez, regidor del municipio, dice que nadie del Consistorio acudió porque «se trata de una agrupación que oficialmente no existe, ya que no tiene licencia de apertura; no forman un colectivo legal y hasta que no realicen los trámites pertinentes no serán tratados como tal. Miembros de la inspección técnica acudieron al local días antes de la inauguración, pero este tipo de trámites llevan un tiempo y cuando el proceso concluya serán reconocidos y obtendrán la licencia».
Por su parte, Mohamed Reda El Qady, secretario de la Unión de Comunidades Islámicas en la Región (UCIDE), asegura que el veto impuesto por el Ayuntamiento para la construcción de la mezquita tiene "tintes políticos porque quién financia el proyecto es Arabia Saudí, y muchos creen que es un país extremista, una fábrica de terroristas, dentro del Islam. Pero en la Región de Murcia no existen los grupos radicales. Esto no es más que una excusa barata: en las iglesias católicas no piden el carné de identidad para entrar, y no se puede controlar quién entra y quién sale. No obstante, nosotros comprobamos en la medida en la que podemos, pero eso es tarea de la Policía. He intentado hablar con los políticos municipales para exponerles el proyecto, pero sólo dicen que los posibles terrenos están ocupados y que no hay suelo para edificar nuestra rábida. Las autoridades -políticos y policías- nos discriminan en todos los aspectos: nos acusan de que nuestros locales son ruidosos, como si fueran discotecas, pero no hacemos más alboroto que en una iglesia católica; además, casi nunca somos bien recibidos por los vecinos de los barrios donde nos instalamos. Parece que les entra el miedo de vernos por sus calles y plazas y nos acusan de formar nidos de terroristas; incluso llaman a los municipales para que nos acosen; no hay duda de que en España existe el odio al musulmán y nadie nos mira ni nos habla por la calle; es más, nos evitan. Por otro lado, la sociedad murciana está acostumbrada a la cultura autóctona y la nuestra la desprecia, aunque, afortunadamente, no todo el mundo piensa igual".
El Ministerio de Justicia encargó el pasado año un informe a la Universidad de Murcia para conocer el número de mezquitas de la Región. Frente a la situación actual -decenas de pequeños oratorios sin control- se pretende crear puentes con la comunidad musulmana y favorecer a los imanes moderados, siguiendo el modelo de países como Francia. Toda Europa se enfrenta a la misma disyuntiva: condenar a los musulmanes al ostracismo o ayudarles a construir un Islam compatible con la democracia y los derechos humanos.
Porto: "Las propuestas planteadas nunca han sido serias y firmes"
Porto: "Las propuestas planteadas nunca han sido serias y firmes"
El concejal de Presidencia del Ayuntamiento de Murcia, Francisco Porto, aclara que «en los dos años que llevo en el equipo municipal ninguna organización musulmana de Murcia se ha dirigido a mi gabinete de manera formal y por escrito para plantear el proyecto de hacer una mezquita en la ciudad de Murcia». «Entiendo que sea un deseo de la comunidad musulmana el disponer de su propio templo, como es lógico, ya que representan una parte importante de la sociedad murciana, pero nadie ha realizado una propuesta firme y seria sobre este tema», dice Porto. «Cualquier sugerencia de un determinado grupo social siempre será, cuanto menos, analizada, pero en este caso concreto no hay nada de nada. Mi antecesora en el cargo, María José Velasco, sí que mantuvo algún encuentro con los musulmanes de Murcia por este asunto, pero me consta que fue de carácter informal y nada llegó a concretarse», aclara el concejal.
"Los que nos acusan de violentos no nos conocen"
En la mezquita del barrio del Carmen, la más grande de la ciudad de Murcia, los viernes -día festivo en el calendario árabe- «nos reunimos unas ochocientas personas», cuenta el imán Mohamed Abderrahim, recién llegado del municipio granadino de Armilla para ejercer su ministerio. Mohamed lleva más de trece años en España y destaca que «la sociedad española ha cambiado mucho y se ha vuelto más tolerante con los musulmanes: cuando llegué había más racismo, pero poco a poco vamos integrándonos y los españoles nos respetan más: las nuevas generaciones no tienen los prejuicios de sus mayores».
En la mezquita del barrio del Carmen, la más grande de la ciudad de Murcia, los viernes -día festivo en el calendario árabe- «nos reunimos unas ochocientas personas», cuenta el imán Mohamed Abderrahim, recién llegado del municipio granadino de Armilla para ejercer su ministerio. Mohamed lleva más de trece años en España y destaca que «la sociedad española ha cambiado mucho y se ha vuelto más tolerante con los musulmanes: cuando llegué había más racismo, pero poco a poco vamos integrándonos y los españoles nos respetan más: las nuevas generaciones no tienen los prejuicios de sus mayores».
Sobre la hipotética construcción de una mezquita en Murcia, este religioso afirma que «sería muy positivo para nuestra comunidad, pero no conozco ninguna que haya sido financiada sólo por españoles, si no vienen los saudíes u otros árabes con dinero no hay nada que hacer».
Sobre la crisis, Abderrahim declara que la congregación que dirige está atravesando unos tiempos muy complicados y que la subvención que le han pedido a la Comunidad Autónoma para el 2009 «no nos la han concedido». «Cuando Zapatero ganó pensamos que nuestra situación iba a cambiar, pero con la mala etapa económica ya no esperamos nada. No obstante, la realidad tiene que mejorar y nos merecemos ser respetados como musulmanes y como hombres porque vivimos en un país democrático».
Por su parte, Mohamed Benabderrahim, imán de la mezquita del San Andrés, se indigna cuando le plantean la cuestión de que estos centros de oración son lugares de reclutamiento de futuros terroristas: «Aquí sólo buscamos la paz en nuestro interior con la ayuda de Alá. Todos los que nos acusan de terroristas no conocen nuestro mundo ni nuestra religión: sólo buscamos la bondad».
"Hay odio al musulmán y creen que somos terroristas"
Mounir Benjaloum El Andaloussi, de la Federación Islámica de Murcia (FIRM), afirma que los actos o eventos que organiza su asociación están abiertos a toda la sociedad como puente para unir lazos entre ambas culturas, «pero a los murcianos no les interesa y sólo nos critican, dicen barbaridades de nosotros y no conocen nada de lo que hacemos ni de nuestra cultura. Existe odio al musulmán y muchos piensan que las mezquitas son guaridas de grupos extremistas; los propios vecinos espolean a la Policía para que nos vigilen y nos sentimos acorralados».
«Cuando estrenamos la mezquita de Cieza no vino nadie del pueblo ni de la corporación municipal; pero no hay que generalizar: en Beniaján, por contra, varios vecinos acudieron a nuestra llamada e incluso ahora algunos niños estudian árabe con nosotros», dice Benjaloum.
«Cuando estrenamos la mezquita de Cieza no vino nadie del pueblo ni de la corporación municipal; pero no hay que generalizar: en Beniaján, por contra, varios vecinos acudieron a nuestra llamada e incluso ahora algunos niños estudian árabe con nosotros», dice Benjaloum.
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