Fuente: El Faro (2/9/2008)
Un total de 80.000 musulmanes que residen en la Región están llamados a purificarse a través de la abstinencia, según los principios de la religión Islámica. Cuando ayer se puso el sol, cientos de personas, de distintas etnias, se reunieron en la mezquita del barrio del Carmen, llamada Assalam, para celebrar conjuntamente la ruptura del ayuno.
Todo comienza cuando se pone el sol y el imán realiza el llamamiento a los fieles. Ante la mezquita de Assalam (que en árabe significa ‘La Paz’), ubicada en el barrio del Carmen, unas doscientas personas, todos ellos hombres, se descalzan y se preparan para la oración que precede a la ruptura del ayuno.
Versículos del Corán y genuflexiones, dirigidos por el imán de la mezquita, para hablar con Dios y agradecerle los dones recibidos.
Concluídas las oraciones, todos se apresuran al local de enfrente, en donde comerán un plato caliente por primera vez en doce horas. Sin importar su clase social, prosperidad, o nacionalidad, todos comparten alimentos, e incluso, comen del mismo plato.
Así es como viven los 80.000 musulmanes que residen en la Región su mes más sagrado, el Ramadán, el cual comenzó ayer, al principio del décimo mes del calendario lunar islámico. “Valor, esperanza, fe, eso es lo que significa para mí el Ramadán” explica Mohamed, Imán de la mezquita de Assalam, a lo que añade: “A través del ayuno, nos acercamos a Dios, pero también a todas las personas que sufren en el mundo”.
Ramadán es tiempo de abstinencia, reconciliación y purificación física y mental. Es uno de los cinco pilares en los que se fundamenta la religión Musulmana, y el momento de mayor fervor religioso para todos los seguidores de Mahoma. Desde ayer hasta el 30 de septiembre, los musulmanes están obligados a ayunar durante las horas de luz solar. Este periodo de privación consiste en no comer, ni beber, ni fumar, ni practicar relaciones sexuales. Pero durante esta época del año, también se les exige que ayuden a los más desfavorecidos, que visiten a sus familiares, que se abstengan de decir obscenidades, provocar e incluso, de responder a las provocaciones de otros.
Están exentos del ayuno los menores, los enfermos físicos y psíquicos, los viajeros, los ancianos, aquellos que realizan trabajos que requieran un gran esfuerzo físico, y las mujeres que se encuentren durante el periodo de la menstruación, que acaben de dar a luz, o que estén amamantando a sus retoños y teman por su salud.
El ayuno cumple varias funciones para el musulmán, según comenta un portavoz de la Unión de Comunidades Islámicas de Murcia (UCIDMurcia). La primera, es de carácter religiosa: “una forma directa de adorar a Dios”, explica el portavoz. La segunda es de índole sanitaria, ya que sirve para purificar el cuerpo de los posibles excesos gastronómicos cometidos durante el resto del año. La tercera, es para ayudar a la mente y al espíritu a sobreponerse a las pasiones de la carne; y por último, el ramadán tiene una vertiente social y moral, al ayudar a los musulmanes a recordar que hay muchas personas en el mundo que padecen el hambre.
En consonancia con el resto de los principios de la religión Musulmana, que según recuerda la Federación Islámica de la región de Murcia (FIRM) son “la paz, la tolerancia y la plena convivencia”, la UCIDMurcia quiso aprovechar el inicio del Ramadán del año islámico 1.429 para realizar un llamamiento “para que cesen los actos terroristas que se realizan en el nombre del Islam en el mundo”.
La actitud de los musulmanes frente al trabajo durante la abstinencia
“La abstinencia no solo no debilita al musulmán frente al trabajo, sino que fortalece su cuerpo y su espíritu”, comenta Mohamed Reda el-Qady, portavoz de UCIDMurcia. Por otra parte, esta asociación pide a los empresarios que cuenten entre sus filas con empleados musulmanes que tengan en cuenta que “los horarios de los trabajadores pueden sufrir alteraciones a última hora de la tarde”, ya que su fe les exige que rompan el ayuno nada más se haya escondido el sol.
Por último, UCIDMurcia recuerda que estas variaciones están reconocidas legalmente por un acuerdo entre la doctrina musulmana y el Estado español, recogido en la Ley 26/92, por lo que solicitan a los empresarios que flexibilicen sus horarios para permitir que puedan cumplir sus obligaciones religiosas.
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