Fuente: La Verdad (6/1/2008)
Abu Taha llega con el tiempo justo a la oración del viernes, la más importante de la semana. Palestino de 32 años, vino a estudiar Fisioterapia en la Universidad de Murcia, y aquí se quedó. «Al menos, de momento», matiza. Se descalza rápidamente antes de entrar en la mezquita del barrio de San Andrés de Murcia. Sus zapatos comparten un pequeño estante con los de Alí, un marroquí que regenta una tienda de ropa y tiene dos hijas, una de ellas ya en la escuela. «Me gustaría que diese clase de religión en la escuela», cuenta. También han venido argelinos, subsaharianos, egipcios... Todo un microcosmos del mundo musulmán.
El de San Andrés es el segundo templo islámico de la ciudad, un pequeño bajo que ni siquiera tiene un cartel en la puerta. La otra mezquita, la del barrio del Carmen, es la más antigua, y pertenece a la Federación Islámica de la Región (FIRM). La Verdad intentó contactar sin éxito con los representantes de esta organización a través del imam del Carmen, Abdelhadi Elkaidi, uno de los impulsores de esa plataforma. No fue posible. También la mezquita de San Andrés perteneció a la FIRM, pero ahora se ha desvinculado, y se ha situado en la órbita de la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE).
Es el mes de la peregrinación a La Meca, el Hach, y el imam de San Andrés está cumpliendo estos días con la tradición. Por eso, el rezo del viernes lo dirige en esta ocasión un sustituto, Abdelali Elfatehy, que es además uno de los líderes musulmanes más veteranos en Murcia. «Intentamos trabajar por los derechos de los creyentes en la Región sin ningún tipo de conflicto; apostamos por la integración», explica. «Afortunadamente, no existe un rechazo organizado hacia nosotros, ni siquiera lo ha habido en los momentos más duros, tras el 11 de septiembre o el 11 de marzo en Madrid».
Mohamed Reda El Qady, secretario de UCIDE en Murcia, coincide con él, pero recuerda que han proliferado las quejas vecinales por la presencia de mezquitas en garajes y bajos comerciales repartidos por barrios y pueblos de la Región. En Los Dolores de Cartagena, en Lorca -donde el Ayuntamiento llegó a cerrar el oratorio- en Santomera. «Hay una mano negra detrás, no puede ser un fenómeno tan espontáneo», advierte.
Buena vecindad
Pese a todo, «los musulmanes estamos mejor integrados que otras minorías, y en España se nos respeta. El Islam es paz», afirman. San Andrés es un barrio donde se mezcla la inmigración magrebí con la latinoamericana y la población autóctona en una de las mayores mezclas de culturas y razas de la Región. Aquí, de momento, los responsables de la comunidad no han recibido quejas. Al menos que hayan trascendido.
Muchos de los locales que funcionan como mezquitas en Murcia no están todavía registrados como tales. «Queremos que todos cuenten con el permiso del Ministerio de Justicia; para entrar en nuestra federación es necesario», explica Reda El Qady.
La proliferación de pequeños oratorios sin ningún tipo de control y la falta de autoridades religiosas visibles son un problema a la hora de investigar a los grupos fundamentalistas. Por eso, el Gobierno central ha estrechado en estos últimos años los lazos con los sectores más moderados del Islam. El objetivo es contar, como se intentó en Francia, con algún filtro que deje fuera a los imames integristas.
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