Entrevista a Walid Habbal: ´No he nacido aquí, pero defendería con mi vida esta tierra si fuera necesario´

Walid Habbal nació en Siria pero lleva 20 años viviendo en Cartagena, donde trabaja como sastre. Es el candidato a la presidencia de la Comunidad por Convergencia Ciudadana del Sureste. Cartagena y la población inmigrante son sus principales prioridades políticas

 Walid Habbal, candidato de CCSE a la Asamblea (foto:Javier Conesa)

 

Fuente: laopiniondemurcia.es  01.05.11

 

DAVID GÓMEZ Walid Habbal es un ciudadano sirio que vive en Cartagena desde hace 20 años y que se presenta a las elecciones autonómicas liderando la candidatura de Convergencia Ciudadana del Sureste (CCSE), una formación cantonalista que busca recuperar el municipalismo de la Primera República Española. Habbal, el primer extranjero que opta a ser presidente de la Comunidad, explica en esta entrevista sus proyectos políticos.

¿Por qué un ciudadano extranjero como usted decide dar el paso y participar en la política de la Región de Murcia?
Porque vivo en Cartagena desde hace 20 años y considero esta ciudad como propia. Empecé a trabajar aquí, me ha gustado la ciudad y he decidido quedarme. Mis dos hijos han nacido en Cartagena, y no tengo pensamiento de volver a vivir en Siria. Mi conciencia hoy en día está en España más que en Siria. Siento que pertenezco a este país. No he nacido aquí, pero defendería esta tierra con vida si fuera necesario.

¿Y por qué ha elegido la opción de Convergencia Ciudadana del Sureste?

Porque el principal objetivo de su proyecto político es servir a los demás, y así es mi manera de ser. Yo llevo más de diez años colaborando con el ayuntamiento de Cartagena en la atención al colectivo de inmigrantes, sobre todos los que proceden de los países árabes, debido a mis orígenes. En Convergencia Ciudadana del Sureste tengo grandes amigos que comparten conmigo, además de la vocación de servir, una preocupación por Cartagena. Pensamos que la ciudad no va por el camino adecuado y estamos decididos a actuar para mejorarla.

¿Y qué problemas detecta usted en Cartagena?
El problema de Cartagena, desde mi punto de vista, tiene que ver con una clase política acomodada, que siempre está ajena a los problemas reales de la gente. No hay un proyecto claro para la ciudad, Cartagena es como un coche que no va a ningún sitio. Esta ciudad impresiona mucho a cualquiera que viene de fuera, pero todo el mundo tiene la sensación de que se puede hacer más, que le falta algo. Pero nunca se hace nada. Nuestro objetivo es construir un proyecto claro para potenciar el encanto de Cartagena, con este clima, con este puerto y este mar.

Hay muchos partidos con la misma naturaleza cantonalista que el suyo. ¿No cree que esta desunión puede perjudicarles electoralmente a todos?
Sí, y precisamente desde Convergencia Ciudadana del Sureste (CCSE) hemos intentado que todos los partidos de corte cantonalista vayamos juntos a las elecciones. Los partidos cantonales siempre van divididos y al final ninguno es capaz de llegar a hacer oír su voz. Cada partido quiere hacerse el héroe y, muchas veces, los intereses personales se sobreponen a los generales. Es un fallo de mentalidad, porque si uno trabaja en lo público, el interés general siempre tiene que estar por delante. Pero también tengo que decir que todos los proyectos que se presentan son buenos para Cartagena.

¿Qué le gustaría hacer si el próximo 22 de mayo sale elegido diputado en la Asamblea Regional?
Pues hacer propuestas constructivas para mejorar Cartagena y toda la comarca. Pienso que, con los tiempos que corren, los partidos políticos deben estar unidos y aprobar propuestas conjuntas. Por mi procedencia siria, también puedo ser la voz de los inmigrantes en el Parlamento autonómico.

Como sirio, ¿qué le parecen las revueltas que en los últimos meses estamos viendo en los países árabes, entre ellos el suyo?

A uno le duele ver lo que pasa, porque mi familia sigue allí. Se dicen muchas cosas, pero yo conozco aquello y sé que lo que ha movido a millones de jóvenes no es más que el deseo de vivir mejor. La culpa principal es de los gobernantes, que viven ajenos a los problemas de los demás, sin proyectos de futuro. Reconozco que me siento cercano a estos movimientos. Nadie hace un año se imaginaba lo que iba a pasar en los países árabes. Sé que de aquello saldrá algo bueno. La gente solo reclama su derecho a una vida digna, no hay colores ni ideologías, así como un respeto hacia el ciudadano.

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