Yihadismo extremo en España

Fuente: laverdad.es 06.02.12
El terrorismo yihadista más violento se ha asentado en España y quizás suponga ya la mayor amenaza para la seguridad del país.
Un informe editado en enero por el Ministerio de Defensa, que se hace eco informaciones del Centro de Nacional de Inteligencia (CNI) y de las fuerzas de seguridad, alerta de «síntomas inquietantes» de la presencia en el país de individuos o células de la 'Takfir wal-Hijra', el grupo «precursor de la propia Al Qaida» y la «más radical de las versiones del salafismo yihadista». Los analistas aseguran que esta corriente, partidaria de la «yihad sin reglas» y que aspira a un «califato mundial bajo un gobierno regido exclusivamente por la sharia o ley islámica», tiene bases en Barcelona, Valencia, Málaga y Madrid o Melilla.
El estudio 'Movimientos Islamistas en España' del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), el centro de investigación de Defensa, analiza las cuatro corrientes radicales de esa religión existentes en España para llegar a la conclusión de que solo una, la 'Takfir wal-Hijra' (Anatema y Exilio), apoya la violencia abiertamente. El problema radica en que, es, con mucho, el grupo más extremista existente.
De acuerdo con el documento, que firman dos de los más reputados analistas de Defensa sobre este tema (José María Blanco y Óscar Pérez Ventura), tanto el CNI como los servicios de Información, ya han detectado movimientos de 'Anatema' en cuatro mezquitas de Barcelona y dos de Valencia, «dirigidas por imanes argelinos y marroquíes», en las que se «practica el proselitismo y la captación de nuevos seguidores, utilizando como señuelo la religión».
El control de los servicios antiterroristas sobre estas mezquitas conocidas -prosigue el informe- ha hecho que los propios «líderes takfirís» en los últimos tiempos se dediquen a difundir su «mensaje radical» también en «pequeños locales» e incluso pisos particulares.
Defensa considera especialmente peligrosos a los activistas de este grupo por dos de sus características: su radicalidad y su gran facilidad para pasar desapercibidos. Aunque los expertos españoles reconocen que la 'Takfir' «no posee una ideología muy elaborada» y solo se inspira en el «retorno a un Islam primigenio», sus métodos violentos no conocen límites. «Como la más radical de las versiones del salafismo yihadista, los 'takfirís' no dirigen su hostilidad solo contra los responsables políticos y fuerzas de seguridad contemplados como adversarios, sino también contra el conjunto de la sociedad que sostiene y elige democráticamente a esos gobiernos», afirma el informe. «Este grupo también considera enemiga a la población musulmana que no apoya la causa yihadista, incluidos los ancianos, mujeres y niños», explica el documento.
Según el IEEE, «nada es ilícito para un takfirí, ni está fuera de sus límites, para perseguir una yihad sin reglas». Y, precisamente, en ese aspecto radica su difícil seguimiento: a diferencia de otros grupos, a los activistas de esta corriente se les permite «no cumplir los preceptos del Islam» con tal de pasar «lo más desapercibido posible dentro de las sociedades y entornos occidentales que pretenden aniquilar».
Alcohol y cerdo
Uno de esos 'takfirí' en España puede beber alcohol, fumar, comer carne de cerdo, vestir como un occidental, no llevar barba, no realizar los rezos obligatorios en la mezquita o, incluso delinquir y traficar con drogas para poder conseguir recursos para llevar a cabo la yihad.
Pueden llegar al extremo -advierte el informe- de la profanación de cadáveres con tal de 'castigar' a sus enemigos. De hecho, según el documento, miembros de este grupo fueron los responsables de profanar y quemar el cadáver del GEO Francisco Javier Torronteras, fallecido en la inmolación colectiva en Leganés de los autores del 11-M. Precisamente, en relación a los atentados de Madrid, el estudio de Defensa sostiene que la 'Takfir' fue el «motor ideológico» de la masacre de Madrid, hasta el punto de que en el piso de Leganés se encontraron archivos en varios ordenadores que hablaban sobre este movimiento.
El IEEE, que considera básica la infiltración («inteligencia humana») en estos grupos para combatirlos, cree que la actual base de este movimiento en España son «musulmanes radicales de segunda generación». Individuos «nacidos en España e hijos de inmigrantes» que conocen las costumbres occidentales y que se organizan en células de 10 o 15 activistas. «La clandestinidad y el secretismo son sus mayores obsesiones, lo que hace que sea muy difícil conocer su estructura». Su procedencia hace aún más difícil su seguimiento: «Son originarios de los tugurios más marginales de Marruecos o de las clases más acomodadas de Egipto».

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