Cristina del Valle: "Los cuerpos de las mujeres palestinas son campos de batalla"

Paulino Ros
Islam en Murcia, 01.02.11

La Plataforma de Mujeres Artistas participará en el acto de inauguración de la exposición Vidas Quebradas, Presas palestinas en cárceles israelíes, con imágenes del artista Ventura Formicone. Este acto será el miércoles 2 de febrero, a las 20h, en la sala Antonio Palacios del Círculo de Bellas Artes. La exposición ha sido promovida por ONU Mujeres, área de Igualdad y Empoderamiento de las mujeres del mundo en Naciones Unidas.

Crtistina del Valle, presidenta de la Plataforma, vicepresidenta de la Fundación El Cambio del Cambio y consejera del grupo EIG Comunicación, compartirá la presentación de esta exposición, entre otras personas, con la jefa de la Oficina de ONU Mujeres en los Territorios Ocupados, además de representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación para el Desarrollo del Gobierno de España.

Del Valle, que acaba de regresar de Palestina, en el marco de la campaña Mujeres Artistas por la Paz en Oriente Medio, ha podido confirmar la preocupante y grave situación que sufren los presos y, concretamente, las presas palestinas en las cárceles israelíes. La presidenta de la Plataforma, así como la delegación española de 80 integrantes de esta ong, celebraron una reunión con el Ministro para los Asuntos de los Presos de la Autoridad Nacional Palestina quien anunció que 2011 va a ser un año muy difícil para la sociedad palestina porque cada vez son más menores los recluidos en las cárceles de Israel.

En la actualidad son ya más de 40 las mujeres presas en las cárceles israelíes, y Plataforma de Mujeres Artistas quiere llevar hasta Naciones Unidas la denuncia de esta situación. En 2008 la Plataforma de Mujeres Artistas elaboró un completo dossier informativo sobre las mujeres recluidas en las cárceles israelíes, poniendo de manifiesto la constante violación de los derechos humanos y las agresiones físicas, psicológicas y sexuales a las que son sometidas las mujeres palestinas. Más información en:

www.plataformademujeresartistas.org

Islam en Murcia tuvo la ocasión de entrevistar a Cristina del Valle durante el IV Congreso de Feminismo Islámico que se celebró en Madrid el pasado mes de octubre. Reproducimos a continuación parte de esa entrevista:

Paulino Ros: Desde la Plataforma de Artistas contra la Violencia de Género, ¿qué visión tienes de los problemas que tiene la mujer sea o no palestina o musulmana?.

Cristina del Valle: Vivimos en una cultura de la que somos víctimas todos y todas, lo que pasa es que lo sufren obviamente las mujeres, y tiene que ver con una estructura, no sólo ideológica, sino que afecta a todo, a una manera de entender el mundo, que es el patriarcado, donde las relaciones entre hombres y mujeres son relaciones de desigualdad, donde alguien no es considerado ciudadano o ciudadana en igualdad de derechos, y donde la violencia y la imposición y las relaciones de poder son una norma totalmente normalizada. Donde hombres y mujeres hemos sido educados por lo que llamamos las feministas "los mandatos de género", una serie de pautas culturales que se justificaban bajo la concepción absolutista de que el hecho de ser biológicamente mujeres u hombres nos confería un comportamiento determinado: que era normal que las mujeres fueramos más sensibles, lloraramos más, nos gustara más dedicarnos a los demás, fueramos más negociadoras, etc, etc, y que el hombre fuese más agresivo, más competitivo... Todo eso, el movimiento feminista, a través de la ciencia social que es el movimiento feminista, desnuda y desvela que todo esto es absolutamente mentira, que somos absolutamente iguales hombres y mujeres, obviamente desde diferencias que no tienen nada que ver con los comportamientos ni con los valores. Y a partir de ahí pues se empieza a trabajar en desnudar toda una estructura social que normaliza, como punta del iceberg de esa desigualdad, la violencia como algo natural y normal dentro de las relaciones personales, como un conflicto entre iguales en el que no tienen que intervenir ni las leyes religiosas, ni las leyes civiles ni ningún tipo de ley sino que es un conflicto entre iguales que hay que resolver de puertas adentro.

La violencia contra las mujeres es la punta del iceberg a través de la cual se ve hace un mapa de las relaciones de desigualdad. Lo que ocurre en un hogar es lo mismo que ocurre en un Estado, con los mismos métodos. Yo pongo como ejemplo lo que viví cuando llegué a Palestina, la misma estructura que yo había vivido en mi casa, de ocupación de un individuo que domina, controla, y si alguien se salta la regla no dialoga, ni negocia ni pacta porque no te considera un igual sino que te impone a través de la violencia un método de terror para conseguir el sometimiento y el no conflicto dentro del espacio del hogar. Por eso es un problema internacional, es decir, cuando un Estado ocupa otro Estado está estableciendo una relación de poder, y utiliza la misma violencia, violencia física dirigida especialmente a las mujeres, como es el caso de Israel y Palestina, donde los cuerpos de las mujeres son campos de batalla donde los hombres miden su masculinidad. Por eso he hablado de un problema internacional que se agudiza en situaciones de conflicto, donde esa violencia se incrementa mucho más, porque hay ahí una violencia de Estado y una violencia política que se ejerce mayoritariamente sobre las mujeres.

En los puestos de control hemos sido testigos muchas de nosotras, a lo largo de estos 8 años de viajes, como en un periodo de 5 años, de 2000 a 2005, casi cien mujeres dieron a luz en los puestos de control militares, y de esas cien mujeres la mitad perdieron a sus niños. Uno de los objetivos son los cuerpos de las mujeres árabes, para impedir que la población árabe crezca. Al final estamos hablando de lo mismo, de una estrcutura de poder patriarcal que hay que romper y quebrar, y que es transversal, que afecta a una concepción del mundo y de la vida, no solamente a los problemas que tienen las mujeres en sus casas o en la calle, sino a un problema mundial, de relaciones de valores, y ademas yo creo que la crisis que estamos viviendo no es solo una crisis económica, es una crisis relacional profunda de como el ser humano ha construido todo un sistema vital y social.

Paulino Ros: ¿Qué opinas de la invisibilidad de la mujer musulmana en España?

Cristina del Valle: Acabamos de firmar un convenio con la unión de mujeres musulmanas de España precisamente para quebar esa construcción patriarcal de dibujar al enemigo como un enemigo. Trabajar el odio al otro le confiere muchos beneficios precisamente a quienes quieren establecer estos sistemas de confrontación y de odio.

Decía Huntington que la confrontación entre civilizaciones es algo natural, porque nunca analizó la línea de quiebra que suponen en esa teoría las mujeres del mundo, que en conflictos armados y en casos como la guerra de Palestina e Israel trabajan juntas por la paz desde hace muchísimos años.

O sea que dibujar a las mujeres árabes como mujeres sometidas, como mujeres que no son protagonistas de los cambios, que no ven, no piensan, no hablan, que son víctimas eternas, que jamás van a salir de esa situación, porque las vendemos como víctimas eternas o como madres de terroristas suicidas o como mujeres que están victimizando, llorando y que no están activas... y quebrar ese imaginario yo creo que es una de las labores fundamentales de los movimientos de mujeres y del feminismo. Dar voz a todas esas mujeres que es lo que nosotras trabajamos cada vez que hacemos una acción internacional. Nos acompañan decenas de periodistas, pero nuestra idea es trabajar la contrainformación, una información desdibujada, desvirtuada, patriarcal, donde dibujamos a los buenos como buenos y a los malos como malos y donde utilizamos a las mujeres como un instrumento para demonización del otro o para demonización de una cultura o de una religión, cuando esto es un problema que afecta a todos los ámbitos. Y tenemos que ser las mujeres apoyadas por la colaboración de muchos hombres, las que quebremos este imaginario como hacen las palestinas y las israelíes, cogiendose de la mano y trabajando juntas por la reconciliación y la paz, dando un ejemplo de generosidad, de compromiso con una visión de que la paz pasa por la negociación, con una visión donde no se entiendan la negociaciones como algo débil, como algo que signifique que dar concesiones o ceder supone dejar de ser uno.

Las mujeres han sido eternas negociadoras en el ámbito de la familia, y desde luego hay una resolución que se aprobó en la ONU en el 2000, que es la 1325, que habla del papel fundamental de las mujeres en los procesos de paz, y cómo en aquellos lugares donde las mujeres han intervenido en las mesas de negociación se han consolidado los procesos de paz. Las mujeres, que son más del 50 por ciento de la población, tienen que estar activas en sus sociedades, tienen que estar autorizadas para la negociación, porque creo que están mucho más capacitadas para ello, por toda esa percepción mucho más social y mucho más de entender la política desde los liderazgos entrañables, hechos desde las entrañas, desde el alma, desde la coherencia, y llevar a la vida privada lo que luego llevamos a la pública. Ese concepto de sociedad, de entorno, de bien social, de no protagonismo, etc..., yo creo que es un tipo de liderazgo que es fundamental a la hora de sentarse a negociar en un proceso de paz.

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