Latifa descansa en paz

Fuente: La Verdad (28/2/2009)

El viudo y otros familiares de la mujer musulmana enterrada en un cementerio católico aseguran que se han respetado los deseos de la difunta

Cuando la muerte llama a la puerta, cada confesión religiosa marca a sus fieles una serie de ritos fúnebres para facilitar el paso del difunto a una nueva vida. Sin embargo, para Latifa, mujer de origen marroquí y fe musulmana, el verdadero paraíso no se encontraba en el otro mundo sino en éste: sus tres hijas. Por ello, antes de su fallecimiento el pasado martes, solicitó ser enterrada en el cementerio cristiano de San Javier, el camposanto más cercano al domicilio de sus pequeñas. Al menos, así lo afirma el que ha sido su marido durante estos últimos años, Jesús Hernández, un español de creencias católicas.

Con esta decisión Latifa rechazaba, en principio voluntariamente, parte de lo dispuesto en la Shariáh o ley islámica en referencia a los arreglos funerarios, entre los que se incluye la sepultura del cuerpo en un cementerio musulmán, en la tierra, sin ataúd y con la cabeza mirando a La Meca. No obstante, la cuestión ha levantado ampollas entre la comunidad islámica de Murcia, que considera que se han vulnerado el derecho a libertad religiosa y de culto de esta mujer.

«Mi esposa me dio plenos poderes en su testamento para que decidiera donde debían reposar sus restos. Yo, lo único que he hecho ha sido respetar sus deseos, de sobra conocidos por todo el mundo, y que no eran otros que los de quedarse aquí, junto a la tumba de mi madre y cerca de nuestras pequeñas», apostilla el viudo, seguro de haber hecho lo más adecuado. Por el contrario, Mounir Benjenmoun, presidente de la Federación Islámica de la Región de Murcia asegura, que varios familiares de la fallecida se dirigieron a esta entidad para intentar forzar su entierro en un cementerio musulmán, hecho que motivó la interposición de una denuncia ante el juzgado de instrucción número 1 de Murcia, archivada por el juez de guardia. «Nosotros sólo hemos actuado a instancias de la familia, la cual asegura que esta mujer quería recibir sepultura de acuerdo a lo recogido por la ley coránica. De hecho, Latifa había suscrito un seguro de repatriación a Marruecos en caso de fallecimiento, señal inequívoca de cual era su última voluntad», insiste.

Mientras, Jesús se muestra sorprendido y angustiado por un problema que ni mucho menos esperaba. «Estas declaraciones no hacen más que intoxicar una situación ya de por sí dolorosa. La familia de mi mujer ha venido de Francia a visitar la tumba y está totalmente de acuerdo con mi decisión. Lo único que ocurre es que los han enredado y ellos lo saben».

Por lo que respecta al polémico seguro, el viudo señala que «éste se contrató mucho antes de que se le diagnosticara el cáncer a mi esposa y se hizo con la única intención de que ella pudiera cambiar de idea en caso de que yo falleciera antes».

Todas estas explicaciones no han parecido convencer a los representantes de la citada Federación Islámica, que pretende seguir adelante con su particular lucha. Antonio García Petite, abogado de este colectivo, ha manifestado la intención del colectivo musulmán de llevar este asunto de nuevo a los tribunales. «No existen precedentes en España de una situación similar. Si no se indica de forma fehaciente lo contrario, se entiende que uno debe ser enterrado de conformidad con lo establecido por su religión. Por ello, defenderemos los derechos de Latifa como miembro de la comunidad islámica y lucharemos por el traslado de sus restos».

Jesús, por contra, siente que toda esta polémica va en contra del verdadero sentido de cualquier rito fúnebre: dar descanso eterno a la fallecida. «Esta gente sólo se ha presentado en el hospital tras la muerte de mi mujer, pero ¿dónde estaban durante su enfermedad? ¿Dónde se encuentran mientras otros musulmanes necesitan ayuda», puntualiza indignado. «Un matrimonio que ha sido feliz no merece acabar así».

Rezos con el Corán en una tumba cristiana

Alguien enviaba al cielo su oración ayer desde el cementerio católico de San Javier, Corán en mano. Al mismo cielo que oran los familiares del resto de los sepultados que, a diferencia de Latifa, se fueron de este mundo sin polémica. Para los familiares directos de la fallecida, lo importante era ella más que el lugar donde esté enterrada, el recuerdo que ha dejado a sus hijas, que practican las costumbres musulmanas, los 8 años de matrimonio con Jesús Hernández frente al Mar Menor. Para su hermano, Azdine Tireselte, que vino desde Francia a visitar su tumba, «lo fundamental es que ha recibido los ritos fúnebres musulmanes; lo demás depende del marido», explicaba ayer después de comer en familia con su cuñado y sus sobrinas. Para la familia de Latifa, «se ha respetado la religión de la fallecida». El joven familiar que participó en la denuncia, archivada ya por el juez, contra el entierro de la mujer en un cementerio contrario a su confesión religiosa, se encontraba ayer en la misma reunión familiar, tras considerar que le habían enredado, según expresó la familia.

Incluso un imán de Murcia, el mismo que se ocupó de procurarle los ritos fúnebres, prestó su apoyo al marido en la decisión de enterrar a la esposa en el panteón familiar del cementerio católico de San Javier, donde estará cerca de la residencia de sus hijas. El hermano de Latifa volvió ayer a Francia tras rezar en su tumba.

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