ENTREVISTA A MOUNIR BENJELLOUN (VICEPRESIDENTE DE LA FIRM)

Fuente: La Verdad (Octubre 2006)
  • «España está a tiempo de evitar la explosión de los jóvenes extranjeros que vivió Francia»
  • «Tras el 11-M la gente han empezado a tener miedo de los musulmanes, y eso perjudica la convivencia»

Mounir Benjaloum El Andaloussi cruzó el Estrecho como el mismo propósito que todos sus compatriotas marroquíes: buscar trabajo, un futuro mejor y huir de la pobreza y la falta de libertad. Podría haber sido el protagonista de la famosa novela León el Africano, de Amin Maalouf. El apellido de Mounir (El Andaloussi) proviene de aquellos históricos antepasados que dominaron durante siglos las tierras andaluzas. «He vuelto a lugar donde vivieron mis familiares, pero no a invadirlo, ¿eh!», bromea en clara referencia a las declaraciones de Aznar, que pedía a los árabes que se disculpasen por haber invadido España durante 8 siglos.

Hace 15 años puso sus ojos en Murcia porque «la gente era muy hospitalaria». Hoy ese clima de convivencia se ha enturbiado. Los autóctonos, educados en el catolicismo, y los musulmanes comparten un mismo espacio y tiempo, pero se ignoran; se desconocen mutuamente e, incluso, algunos se odian. Este empresario y economista se ha sumado a la Federación Islámica de la Región de Murcia para cambiar la imagen violenta y fanática que muchos españoles tienen de su religión sin renunciar a sus valores, sus raíces. Oriente quiere gustar a Occidente.

-¿Cómo llegó a España?
-En patera, no.

-Sólo un 10% de los africanos que emigran a España llega en patera, el resto usa el avión o el barco...
-Sí, aunque la gente piensa que todos venimos en patera.

-¿Por qué España y por qué Murcia?
-Era universitario, soy economista, y venía frecuentemente a España con visado. Vi que era un país que había dado un cambio radical al progreso y quise aprovechar la oportunidad de mejorar mi vida. En Marruecos no hay muchas oportunidades de futuro. Vine a Murcia porque tenía un amigo aquí y me gustó la sociedad murciana, la sencillez con la que vivía la gente.

-Ha comenzado el Ramadán. Explíque a sus vecinos murcianos en qué consiste...
-Es decepcionante que estemos muy cerca y tan lejos al mismo tiempo. Occidente no conoce la cultura islámica y árabe. Cuando vine me llamó la atención que la gente no conocía nada del islam, ni siquiera de Marruecos, que está aquí al lado. Si no nos conocen, no nos pueden entender. El Ramadán es uno de los cinco pilares del Islam. Es el mes del ayuno, lo equivalente a la Cuaresma. Ayunamos para acercanos a las órdenes de Alá, de Dios.

-Existen muchos paralelismos entre el islam y el cristianismo, como la Cuaresma y el Ramadán, ¿por qué entonces tanta distancia entre los practicantes de ambas religiones?
-Todas las religiones tienen unos días de ayuno, sus rezos, un libro sagrado y unas normas. Es seguir el camino de Dios y sus principios para que este mundo vaya mejor.

-¿Y por qué se ignoran?
-En la sociedad española hay una ignorancia grandísima sobre lo que es la cultura islámica. Los españoles tienen que abrirse más. Si tienes miedo y cierras las puertas, no existe la convivencia. Si no hacemos un esfuerzo por conocernos pasará lo que ocurrió en Francia. Cerraron las puertas a los extranjeros y les mandaron a guetos. La primera generación de inmigrantes que ha llegado a España aceptan que les ignoren, que les marginen, pero sus hijos no lo aceptarán. Han nacido y vivido en este país y se sienten parte de este país.

-Pero en España se sigue esa línea de no integración, de aislamiento, que se produjo en Francia...
-Sí, hasta ahora ha sido así, pero España está a tiempo de evitar una explosión violenta por parte de los jóvenes de origen extranjero. En un futuro las próximas generaciones, los niños nacidos en España, no tragarán con el aislamiento. Se consideran españoles con cultura árabe. Hay que buscar la fórmula adecuada para una integración real.

-Pero los musulmanes también deben procurar integrarse aprendiendo el idioma o siendo más flexibles en ciertas costumbres...
-El árabe que no habla el idioma es porque no puede. Muchos son analfabetos, gente del campo, y les cuesta mucho aprender. Pero hay que diferenciar entre el idioma y modificar la vida personal o religiosa. No tenemos la obligación de ser españoles 100%: no somos españoles ni occidentales ni cristianos. Somos marroquíes, musulmanes y orientales. Somos diferentes, pero por esa diferencia no significa que me tengan que excluir. Podemos enriquecernos con nuestras culturas diferentes. Pero a veces la gente es fanática: o hago lo que tú quieres, o soy raro.

-Tras atentados como el 11-M, ¿notó un cambio en la actitud de sus vecinos murcianos?
-No ayudó para nada porque la violencia sólo genera más violencia y odio. No voy a defender los actos violentos y fanáticos, pero hay que saber analizar por qué pasan esas cosas. Cuando tú cierras las puertas a mucha gente, la presión social provoca una explosión. Hay mucha presión sobre el mundo musulmán, y por eso salen fanáticos, como ocurriría en cualquier sociedad o cultura. Y luego pecan justos por pecadores porque la gente piensa que todos somos fanáticos, que no hay ningún moderado, y eso es injusto. Me quedé en Murcia porque me gustó cómo me aceptaban, su gran hospitalidad. Y eso ha cambiado bastante por muchas cosas: el 11-M, los conflictos con radicales y la gran cantidad de inmigrantes que viven aquí ahora. La gente ha empezado a tener miedo de nosotros, y eso perjudica la convivencia.

-Otro aspecto de su cultura que provoca rechazo es que las musulmanas deban taparse la cabeza con el hiyab o pañuelo. ¿Es una tradición?
-El hiyab no es una tradición, es algo fundamental para las mujeres musulmanas. Dios dijo que la mujer tenía que taparse para no provocar a los demás. No entiendo que se acepte que una mujer vaya por la calle medio desnuda vendiendo su cuerpo y no se acepte que una mujer, a la que no obliga nadie, quiera usar un velo. Es una manera de vestir que elige una mujer religiosa. No hablo de que la obliguen.

-Entonces si una chica decide no llevarlo, la comunidad musulmana la respeta...
-No está bien visto porque el islam ordena que lo lleve para que sea más respetada, pero nadie le obliga. El cuerpo de la mujer es muy sagrado para el islam, y como a veces es provocativa con su cuerpo, pues el islam la protege con el hiyab para que no sea vista sólo como un objeto sexual. Pero es una cosa entre la mujer y su dios, no de la sociedad. Mi madre y mi hermana, por ejemplo, no llevan velo.

-¿Y el burka?
-El islam no dice que la mujer debe ponerse uno o otro vestido. El islam dice que la mujer debe taparse para no ser un objeto sexual de cara a los demás. La mayoría de nuestras mujeres llevan vaqueros y visten a la moda. Nadie quiere que vistan como hace 15 siglos, pero sí con respeto y nada provocativas.

-¿El Corán incita a la yihad, a la guerra santa?
-El Corán es un libro más de la Historia de la Humanidad, como la Biblia o la Torá. Y todos dicen lo mismo, que sus creyentes sigan el camino de Dios. El gran principio del islam es la paz. Nuestro saludo comienza con la palabra paz (salam). La guerra santa hay que hacerla primero con uno mismo, entrar en guerra contigo si eres un pecador. El islam no es violento, pero los musulmanes son los que más violencia están recibiendo. Lo que pasa en Sudán y en Palestina es terrible. No entiendo que llamen a un niño fanático por tirar piedras a un tanque después de que ese ejército haya matado a su familia. Y en Líbano, Israel se olvidó de Hezbolá y se dedicó a bombardear civiles para mostrar que ganaba la guerra. La violencia de esos musulmanes tiene un porqué.

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